Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
hola!!!
me encanta tu historia, me quede picada...
ojala pronto actualices...
nos estamos leyendo...
bss, bye...
me encanta tu historia, me quede picada...
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Seiya_Serena- Sailor Inner Scout
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Wao me encanto me imagino a Serena Cocinando y a Seiya comiendo eso, y despues la escena del beso, no me alcanzo a imaginar todo lo que viene
Akane- Sailor Inner Scout
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
amiga espero que estes bien y bueno primero que nada lamento mucho haberme atrasado mucho hasta ahora pude terminar de leer pero de verdad disculpame no fue mi intencion y bueno de los capitulos me gustaron mucho haber quien puede mas y tambien evitar la tentacion jejeje ya veremos si Serena es mas fuerte como ella dice que lo es.
cuidate mucho y disculpame por el atraso prometo estar mas al pendiente
cuidate mucho y disculpame por el atraso prometo estar mas al pendiente
ala210- Princesa Fireball
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Edad : 35
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Hola a tod@s!!!
Gracias por sus comentarios!!! Me alegro mucho de que les este gustando esta hermosa historia que cada vez se pone mejor!!!
Que pasara en el capitulo de hoy? Bueno, lo sabran en unos momentos más, pero primero paso a sus comentarios!!!
Seluna_sk: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior! ya sabrás que sucederá con Serena y Seiya, van a pasar muchas divertidas con ellos
kimys: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
HIKARIADI: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Jaja ni tanto, los dos se gustan mucho pero están luchando con sus sentimientos
Seiya-Moon: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior!
Sailor Viri: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
sailory: no sabes la alegría que me da verte por aquí! Que bueno que te este gustando el fic, entre que Seiya se come las “deliciosas” comidas de Serena y ese beso, que te puedo decir! Aun pasaran muchas cosas divertidas entre ellos dos
BOGITA: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Es verdad, quien podría resistir tanto ante Seiya… creo que nadie
serenity2202: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Pues parece que poco a poco Serena esta cayendo ante los encantos de Seiya, ya veremos si se sigue resistiendo o no
Serena23: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior! Creo que no es muy difícil imaginarse la cara de Seiya comiendo ese hígado que ni Artemis quizo, jajajaja… pero se vio recompensado con ese beso!
Seiya_Serena: bienvenida al fic! me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
Akane: me alegra que te este gustando la historia! Bueno, después de lo que paso en el capitulo anterior, solo te puedo adelantar que las cosas se van a poner muy, pero muy interesantes entre Seiya y Serena, ya sabrás por que lo digo…
ala210: amiga no te preocupes, yo también me estoy tardando al leer tu fic, pero bueno, lo importante es que andas por aquí y me da mucho gusto saber que te gustaron los capitulos anteriores! Ya veremos que ocurre con esos dos, la tentación entre ellos es muy fuerte y puede que terminen cediendo, pero bueno, ya veremos si Serena es capaz de resistir la convivencia con Seiya
Gracias por sus comentarios!!! Me alegro mucho de que les este gustando esta hermosa historia que cada vez se pone mejor!!!
Que pasara en el capitulo de hoy? Bueno, lo sabran en unos momentos más, pero primero paso a sus comentarios!!!
Seluna_sk: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior! ya sabrás que sucederá con Serena y Seiya, van a pasar muchas divertidas con ellos
kimys: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
HIKARIADI: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Jaja ni tanto, los dos se gustan mucho pero están luchando con sus sentimientos
Seiya-Moon: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior!
Sailor Viri: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
sailory: no sabes la alegría que me da verte por aquí! Que bueno que te este gustando el fic, entre que Seiya se come las “deliciosas” comidas de Serena y ese beso, que te puedo decir! Aun pasaran muchas cosas divertidas entre ellos dos
BOGITA: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Es verdad, quien podría resistir tanto ante Seiya… creo que nadie
serenity2202: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Pues parece que poco a poco Serena esta cayendo ante los encantos de Seiya, ya veremos si se sigue resistiendo o no
Serena23: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior! Creo que no es muy difícil imaginarse la cara de Seiya comiendo ese hígado que ni Artemis quizo, jajajaja… pero se vio recompensado con ese beso!
Seiya_Serena: bienvenida al fic! me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
Akane: me alegra que te este gustando la historia! Bueno, después de lo que paso en el capitulo anterior, solo te puedo adelantar que las cosas se van a poner muy, pero muy interesantes entre Seiya y Serena, ya sabrás por que lo digo…
ala210: amiga no te preocupes, yo también me estoy tardando al leer tu fic, pero bueno, lo importante es que andas por aquí y me da mucho gusto saber que te gustaron los capitulos anteriores! Ya veremos que ocurre con esos dos, la tentación entre ellos es muy fuerte y puede que terminen cediendo, pero bueno, ya veremos si Serena es capaz de resistir la convivencia con Seiya
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Capítulo 4
Serena saltó de la camioneta al suelo.
-Te veo mañana por la mañana - dijo-. Ven temprano, tengo que llevar dinero al taller antes de ir al trabajo. Tienen mi coche retenido y, cuanto más tiempo pasa allí, más averías le encuentran.
-¿Por qué no te quedas tú la camioneta? -preguntó Mina
-Porque si te hago venir hasta aquí a recogerme y luego tenemos que ir a Jubban por las herramientas, tengo que salir de casa a las seis y puedo evitar desayunar con Seiya.
-¿Ya lo estás evitando? ¿Significa eso que tu plan no marcha bien?
-Le encanta todo lo que hago -repuso Serena con frustración-. Hace dos noches preparé una cazuela de pescado horrible y anoche hamburguesas de tofu espantosas, pero él siempre sonríe y me felicita por la comida. O tiene un estómago de acero o me sigue la corriente.
-O es un hombre amable que no quiere herir tus sentimientos. ¿Cuál es el menú de hoy?
Serena sonrió.
-Esta noche toca risotto mal cocido que sabrá como la pasta para el papel pintado. Creo que es hora de pasar a la segunda fase del plan. La decoración. Estoy pensando en un tema magenta mezclado con muchos lazos y fruncidos. Una mezcla de casa de muñecas victoriana y burdel francés. Cuando acabe con su casa, él acabará conmigo para siempre.
-Y eso es lo que quieres, ¿verdad?
Serena asintió.
-Sí -murmuró.
Pensó en el beso que habían compartido unas noches atrás, cerró la puerta de la camioneta y dijo adiós a Mina con la mano.
Se sentó en los escalones de la entrada y miró la calle con árboles a los lados.
Después de cuatro noches en casa de Seiya, empezaba a estar agotada. Era muy cansado esforzarse por no bajar la guardia, por mantener las distancias y resistirse a sus encantos.
Suspiró con suavidad. Tenía que admitir que Seiya no se había mostrado ansioso por repetir la experiencia del beso, y no por falta de ocasiones. Era indudable que no había disfrutado tanto como ella.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y se frotó los brazos a través del abrigo. ¿Cuánto tiempo podía seguir mirándolo todas las noches a través de la mesa, imaginándolo luego dormido en su cama mientras ella yacía despierta? No había pasado ni una semana y ya estaba a punto de derrumbarse bajo la presión del deseo.
-Puede que sea hora de buscarse un abogado -murmuró. Si encontraba el modo de anular el contrato, no tendría que preocuparse de los próximos tres meses, podría marcharse en cuanto el acuerdo le resultara imposible de cumplir, lo que podía ser muy pronto si él decidía volver a besarla...
-O quizá no -susurró.
Había otra opción. Habían acordado pasar tres meses juntos; podía olvidar su cautela y vivir una aventura apasionada con él. Entregarse a una experiencia que tal vez no tuviera nunca con otro hombre. Y luego alejarse sin remordimientos y con muchos buenos recuerdos.
-¿Serena? ¿Qué haces sentada aquí fuera?
La joven se volvió y vio salir a Seiya por la puerta. Bajó y se sentó a su lado, rozándola con el hombro.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? -preguntó.
-No mucho. Acaba de dejarme Mina
-¿Ha sido un día duro?
Serena se encogió de hombros.
-Mucha limpieza de otoño -estiró los brazos ante sí-. Siempre me entristece ver que llega el invierno. En todas las demás estaciones del año hay algo que esperar. En primavera hay que planificar y plantar, en verano ver crecer las cosas y en otoño alcanzan su madurez. Y luego se congela y se acaba todo durante seis meses.
-Te estaba esperando -dijo Seiya
Se movió al escalón superior, colocó la espalda de ella entre sus piernas y le frotó los hombros con gentileza. Serena cerró los ojos y reprimió un gemido.
-¿Serena?
-¿Sí?
-Creo que he cometido un error.
-No, así está bien -murmuró ella-. Un poco a la izquierda. Ahí, justo ahí.
-Ha llamado tu madre.
La joven se puso tensa y se volvió a mirarlo.
-¿Mi madre? -se levantó de un salto-. ¿Por qué...? No sabe que estoy... -bajó los escalones hasta la acera.
-Es culpa mía -admitió él; bajó también hasta quedar frente a ella y le pasó las manos por los brazos-. Supongo que desviarías el teléfono de tu casa al mío y, cuando me ha preguntado quién era, se lo he dicho.
Serena sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué le has dicho?
-Le he dicho que era Seiya Kou, tu prometido -repuso él-. No sabía qué les habías contado a tus padres.
Serena gimió y volvió a sentarse en los escalones, con las manos en las sienes. Ya tenía bastantes problemas para manejar aquella situación sin tener que lidiar además con su madre. Ikuko Tsukino era inmisericorde en lo referente a los temas amorosos de su hija. En la graduación del instituto, se había mostrado tan desesperada por que Serena tuviera una cita, que había llegado a pagar a un chico para que la invitara.
-Y está dentro -añadió Seiya
-¿Le has dicho dónde vivías? -gritó Serena
-Bombón, es tu madre. ¿No crees que tiene derecho a saberlo?
Serena lo apuntó con un dedo acusador.
-No me llames “bombón”. Y no se te ocurra aliarte con mi madre. Está esperando que me case desde que cumplí los dieciocho. Sueña con planear una boda a lo grande; tiene álbumes llenos de vestidos de novia, tartas y flores. Se ha suscrito a tres revistas de novias distintas desde que entré en el instituto y todos los años reserva el salón de baile de su club de campo para la segunda semana de junio. Está obsesionada.
-Hablas como si hubiera desatado las furias del infierno -dijo Seiya
Serena se puso en pie y subió hasta la puerta de entrada.
-Comparado con Ikuko Tsukino, Belcebú es la madre Teresa de Calcuta.
La puerta se abrió antes de que la empujara.
-¡Querida! -su madre salió por ella vestida con su traje rosa favorito de Chanel y sus perlas y la abrazó con fuerza-. ¡Oh, Serena! ¿Por qué no me habías dicho nada? Imagínate mi sorpresa cuando he tenido que conocer a tu prometido por teléfono.
-No es mi prometido, mamá.
-¿No lo soy? -preguntó Seiya
-No digas tonterías -comentó Ikuko-. Claro que lo es -pasó un brazo por la cintura de Seiya y estrechó a los dos en un abrazo grupal-. Vamos a entrar a hablar de la boda.
Los miró a los dos y se emocionó de pronto.
-Lo siento -musitó-. ¡He esperado tanto tiempo este momento! Mi niñita ha encontrado al hombre de sus sueños. Es como un cuento de hadas hecho realidad -tomó las manos de los dos y tiró de ellos hacia la casa.
Serena miró a Seiya y le dedicó una sonrisa de disculpa no exenta de miedo.
-Tenemos unos minutos para hablar antes de que llegue Setsuna Meiou - dijo Ikiko. Los condujo a la sala de estar y se sentó en el borde del sofá-. Quiero que me cuenten todos los detalles. ¿En qué trabajas, Seiya? ¿De dónde es tu familia? ¿Cómo se conocieron? ¿Y por qué no lleva mi hija anillo de compromiso?
Seiya rió con suavidad.
-Me temo que aún no lo hemos comprado.
Serena se sentó en una butaca cerca del sofá y Seiya permaneció de pie a su lado, con una mano en el hombro de ella.
-Mamá, ¿quién es Setsuna Meiou?
-Esta casa es encantadora -musitó Ikuko-. Con mucho espacio -miró a su hija-. Aquí hay sitio de sobra para niños -se llevó una mano a los labios como si fuera a echarse a llorar.
Serena se sentó a su lado y le dio una palmadita en la mano.
-¿Quién es Setsuna Meiou? -preguntó de nuevo.
-Es una mujer que planea bodas. En cuanto me he enterado de la noticia, la he llamado y ha dicho que vendría a hablar con nosotros. Llegará en cualquier momento.
-¿Le has dicho que venga aquí?
-Es bueno estar organizada, querida. Nos ayudará con los detalles. Quiero que tu día especial sea perfecto, ¿tú no? -tomó el rostro de su hija entre sus manos-. Serás una novia guapísima, ¿verdad que sí, Seiya? Oh, creo que voy a llorar otra vez. Seiya, pásame un pañuelo, ¿quieres? Nunca llevo uno cuando lo necesito.
Serena miró con temor la expresión extasiada de su madre y la sonrisa divertida de Seiya. Aquello no iba según lo planeado. La llegada de su madre había añadido una complicación imprevista. Indicó la cocina con la cabeza.
-Mamá, si nos disculpas, quiero hablar un momento con mi prometido.
Tomó a Seiya del brazo y lo arrastró fuera de la sala.
-¿Qué? -murmuró él.
-¿Por qué no le dices algo?
-¿Qué? Por si no te has dado cuenta, es difícil hablar. Siempre que me mira, se echa a llorar. ¿Y qué quieres que le diga? Parece empeñada en los planes de boda.
-Dile que se marche y se lleve a la planificadora de bodas con ella. Seiya se encogió de hombros.
-Quizá debamos escucharla. Tengo entendido que planear una boda puede ser agotador. Y tú trabajas muchas horas.
Serena soltó un respingo y le dio un golpe en el hombro.
-No voy a empezar a planear nuestra boda. Aún no llevamos una semana juntos y mucho menos tres meses. Y no he dicho que me vaya a casar contigo, esto es sólo un ensayo de compromiso, ni siquiera es aún un compromiso.
Seiya la miró a los ojos.
-¿Ni siquiera quieres considerar la posibilidad de que lo nuestro pueda funcionar? -preguntó.
Serena abrió la boca, pero volvió a cerrarla.
-¿Tú sí?
-Yo quiero darle una oportunidad - repuso él.
Ella tragó saliva con fuerza.
-¿En serio?
-Por supuesto. Creía que tú también. ¿Qué daño puede hacer? Habla con ella. Y procura evitar que llore.
Sonó el timbre de la puerta y Serena dio un salto. Seiya le tomó una mano y la llevó a su pecho. La joven percibía los latidos de su corazón bajo los dedos y cerró los ojos. Cada día parecía que se debilitaban un poco más sus defensas, lo que la llevaba a preguntarse si tal vez podrían crear algo especial juntos.
Seiya le puso un dedo debajo de la barbilla y le levantó la cabeza para mirarla a los ojos. Bajó la cabeza despacio y le dio un beso tan cálido y dulce, que ella pensó que se iba a derretir allí mismo. Suspiró con suavidad y él le pasó los brazos por la cintura y la besó con pasión.
-¡Oh! ¿Ha visto eso?
Serena se apartó rápidamente y se tocó los labios con dedos temblorosos. Ikuko y otra mujer sonreían encantadas en la entrada de la cocina.
-Lo siento -murmuró Serena
-¿Verdad que son una pareja muy atractiva? -preguntó Ikuko-. Mis nietos van a ser muy guapos. Vengan. Vamos a sentarnos y hablar de la boda.
Su madre abordaba siempre todos sus proyectos con un entusiasmo sin límites; ya fuera la creación de su rosaleda o su determinación de aprender a jugar al golf, no se rendía nunca hasta que lograba la perfección. Y en cierto sentido, Serena tenía la sensación de que podía hacer realidad uno de sus sueños. Disfrutaría eligiendo las flores más apropiadas y el vestido perfecto, las invitaciones y la comida, y se sumergiría de lleno en la magia de la boda perfecta.
¿Pero qué pasaría cuando se enterara de que no habría boda? Serena abrió la boca, dispuesta a decir la verdad, decidida a cortar a por lo sano. Pero Seiya se le adelantó.
-Señora Tsukino...
-Ikuko -insistió la mujer-. O “madre”, si lo prefieres -apretó los labios para combatir otro ataque emotivo-. Puedes llamarme “madre”.
-Ikuko está bien -dijo Seiya-. Si no le importa, creo que tendremos que dejar esto para otro momento. Serena acaba de llegar del trabajo y ha tenido un día duro. ¿Por qué no nos llamamos mañana y fijamos una reunión? -se acercó a la mujer, le pasó un brazo por los hombros y la guió hacia la puerta-. Veo que esto va a requerir mucha energía y Serena tiene que estar descansada, ¿no le parece?
-Por supuesto -musitó Ikuko con tono de disculpa-. ¿Pero no podríamos empezar por unos detalles sencillos? ¿Cuáles son tus flores predilectas, cariño?
-Sus flores predilectas son las rosas escarlata -contestó Seiya
-¿Y los vestidos de las damas de honor? -preguntó la planificadora de bodas-. Tenemos que decidir algo en ese sentido. ¿Y el pastel?
-Serena querrá vestidos sencillos pero elegantes, sin muchos adornos. Y su tarta favorita llevaría chocolate, aunque también le gusta con plátano -se volvió a mirarla-. ¿Verdad?
La joven asintió, sorprendida de que se acordara.
-Sí -murmuró-. Quiero un pastel de plátano.
En cuanto lo hubo dicho, habría querido retirar sus palabras. ¿Pastel de plátano? Ella no quería una boda.
-Entonces decidido -declaró Seiya-. Plátano. Y por encima ese...
-... queso cremoso -dijeron los dos a la vez. Y Serena se mordió el labio inferior.
-¿Y los colores? -preguntó la organizadora.
Serena miró a Seiya, retándolo a contestar y adivinar su color predilecto
-Creo que Jane está muy guapa con los tonos más pálidos de rosa -dijo él-. Tiene un suéter así que me gusta y ese color resalta sus ojos y su piel y va muy bien con su cabello rubio.
La joven recordó el suéter rosa que llevaba el día que se encontraron en la calle. Era su suéter favorito y su color favorito. Una sonrisa entreabrió sus labios y una oleada de afecto calentó su corazón. Seiya conocía su color predilecto y prácticamente había dicho que era guapa.
Por el momento era suficiente para hacerle dudar de su plan de esposa diabólica.
Serena saltó de la camioneta al suelo.
-Te veo mañana por la mañana - dijo-. Ven temprano, tengo que llevar dinero al taller antes de ir al trabajo. Tienen mi coche retenido y, cuanto más tiempo pasa allí, más averías le encuentran.
-¿Por qué no te quedas tú la camioneta? -preguntó Mina
-Porque si te hago venir hasta aquí a recogerme y luego tenemos que ir a Jubban por las herramientas, tengo que salir de casa a las seis y puedo evitar desayunar con Seiya.
-¿Ya lo estás evitando? ¿Significa eso que tu plan no marcha bien?
-Le encanta todo lo que hago -repuso Serena con frustración-. Hace dos noches preparé una cazuela de pescado horrible y anoche hamburguesas de tofu espantosas, pero él siempre sonríe y me felicita por la comida. O tiene un estómago de acero o me sigue la corriente.
-O es un hombre amable que no quiere herir tus sentimientos. ¿Cuál es el menú de hoy?
Serena sonrió.
-Esta noche toca risotto mal cocido que sabrá como la pasta para el papel pintado. Creo que es hora de pasar a la segunda fase del plan. La decoración. Estoy pensando en un tema magenta mezclado con muchos lazos y fruncidos. Una mezcla de casa de muñecas victoriana y burdel francés. Cuando acabe con su casa, él acabará conmigo para siempre.
-Y eso es lo que quieres, ¿verdad?
Serena asintió.
-Sí -murmuró.
Pensó en el beso que habían compartido unas noches atrás, cerró la puerta de la camioneta y dijo adiós a Mina con la mano.
Se sentó en los escalones de la entrada y miró la calle con árboles a los lados.
Después de cuatro noches en casa de Seiya, empezaba a estar agotada. Era muy cansado esforzarse por no bajar la guardia, por mantener las distancias y resistirse a sus encantos.
Suspiró con suavidad. Tenía que admitir que Seiya no se había mostrado ansioso por repetir la experiencia del beso, y no por falta de ocasiones. Era indudable que no había disfrutado tanto como ella.
Un escalofrío recorrió su cuerpo y se frotó los brazos a través del abrigo. ¿Cuánto tiempo podía seguir mirándolo todas las noches a través de la mesa, imaginándolo luego dormido en su cama mientras ella yacía despierta? No había pasado ni una semana y ya estaba a punto de derrumbarse bajo la presión del deseo.
-Puede que sea hora de buscarse un abogado -murmuró. Si encontraba el modo de anular el contrato, no tendría que preocuparse de los próximos tres meses, podría marcharse en cuanto el acuerdo le resultara imposible de cumplir, lo que podía ser muy pronto si él decidía volver a besarla...
-O quizá no -susurró.
Había otra opción. Habían acordado pasar tres meses juntos; podía olvidar su cautela y vivir una aventura apasionada con él. Entregarse a una experiencia que tal vez no tuviera nunca con otro hombre. Y luego alejarse sin remordimientos y con muchos buenos recuerdos.
-¿Serena? ¿Qué haces sentada aquí fuera?
La joven se volvió y vio salir a Seiya por la puerta. Bajó y se sentó a su lado, rozándola con el hombro.
-¿Cuánto tiempo llevas aquí? -preguntó.
-No mucho. Acaba de dejarme Mina
-¿Ha sido un día duro?
Serena se encogió de hombros.
-Mucha limpieza de otoño -estiró los brazos ante sí-. Siempre me entristece ver que llega el invierno. En todas las demás estaciones del año hay algo que esperar. En primavera hay que planificar y plantar, en verano ver crecer las cosas y en otoño alcanzan su madurez. Y luego se congela y se acaba todo durante seis meses.
-Te estaba esperando -dijo Seiya
Se movió al escalón superior, colocó la espalda de ella entre sus piernas y le frotó los hombros con gentileza. Serena cerró los ojos y reprimió un gemido.
-¿Serena?
-¿Sí?
-Creo que he cometido un error.
-No, así está bien -murmuró ella-. Un poco a la izquierda. Ahí, justo ahí.
-Ha llamado tu madre.
La joven se puso tensa y se volvió a mirarlo.
-¿Mi madre? -se levantó de un salto-. ¿Por qué...? No sabe que estoy... -bajó los escalones hasta la acera.
-Es culpa mía -admitió él; bajó también hasta quedar frente a ella y le pasó las manos por los brazos-. Supongo que desviarías el teléfono de tu casa al mío y, cuando me ha preguntado quién era, se lo he dicho.
Serena sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué le has dicho?
-Le he dicho que era Seiya Kou, tu prometido -repuso él-. No sabía qué les habías contado a tus padres.
Serena gimió y volvió a sentarse en los escalones, con las manos en las sienes. Ya tenía bastantes problemas para manejar aquella situación sin tener que lidiar además con su madre. Ikuko Tsukino era inmisericorde en lo referente a los temas amorosos de su hija. En la graduación del instituto, se había mostrado tan desesperada por que Serena tuviera una cita, que había llegado a pagar a un chico para que la invitara.
-Y está dentro -añadió Seiya
-¿Le has dicho dónde vivías? -gritó Serena
-Bombón, es tu madre. ¿No crees que tiene derecho a saberlo?
Serena lo apuntó con un dedo acusador.
-No me llames “bombón”. Y no se te ocurra aliarte con mi madre. Está esperando que me case desde que cumplí los dieciocho. Sueña con planear una boda a lo grande; tiene álbumes llenos de vestidos de novia, tartas y flores. Se ha suscrito a tres revistas de novias distintas desde que entré en el instituto y todos los años reserva el salón de baile de su club de campo para la segunda semana de junio. Está obsesionada.
-Hablas como si hubiera desatado las furias del infierno -dijo Seiya
Serena se puso en pie y subió hasta la puerta de entrada.
-Comparado con Ikuko Tsukino, Belcebú es la madre Teresa de Calcuta.
La puerta se abrió antes de que la empujara.
-¡Querida! -su madre salió por ella vestida con su traje rosa favorito de Chanel y sus perlas y la abrazó con fuerza-. ¡Oh, Serena! ¿Por qué no me habías dicho nada? Imagínate mi sorpresa cuando he tenido que conocer a tu prometido por teléfono.
-No es mi prometido, mamá.
-¿No lo soy? -preguntó Seiya
-No digas tonterías -comentó Ikuko-. Claro que lo es -pasó un brazo por la cintura de Seiya y estrechó a los dos en un abrazo grupal-. Vamos a entrar a hablar de la boda.
Los miró a los dos y se emocionó de pronto.
-Lo siento -musitó-. ¡He esperado tanto tiempo este momento! Mi niñita ha encontrado al hombre de sus sueños. Es como un cuento de hadas hecho realidad -tomó las manos de los dos y tiró de ellos hacia la casa.
Serena miró a Seiya y le dedicó una sonrisa de disculpa no exenta de miedo.
-Tenemos unos minutos para hablar antes de que llegue Setsuna Meiou - dijo Ikiko. Los condujo a la sala de estar y se sentó en el borde del sofá-. Quiero que me cuenten todos los detalles. ¿En qué trabajas, Seiya? ¿De dónde es tu familia? ¿Cómo se conocieron? ¿Y por qué no lleva mi hija anillo de compromiso?
Seiya rió con suavidad.
-Me temo que aún no lo hemos comprado.
Serena se sentó en una butaca cerca del sofá y Seiya permaneció de pie a su lado, con una mano en el hombro de ella.
-Mamá, ¿quién es Setsuna Meiou?
-Esta casa es encantadora -musitó Ikuko-. Con mucho espacio -miró a su hija-. Aquí hay sitio de sobra para niños -se llevó una mano a los labios como si fuera a echarse a llorar.
Serena se sentó a su lado y le dio una palmadita en la mano.
-¿Quién es Setsuna Meiou? -preguntó de nuevo.
-Es una mujer que planea bodas. En cuanto me he enterado de la noticia, la he llamado y ha dicho que vendría a hablar con nosotros. Llegará en cualquier momento.
-¿Le has dicho que venga aquí?
-Es bueno estar organizada, querida. Nos ayudará con los detalles. Quiero que tu día especial sea perfecto, ¿tú no? -tomó el rostro de su hija entre sus manos-. Serás una novia guapísima, ¿verdad que sí, Seiya? Oh, creo que voy a llorar otra vez. Seiya, pásame un pañuelo, ¿quieres? Nunca llevo uno cuando lo necesito.
Serena miró con temor la expresión extasiada de su madre y la sonrisa divertida de Seiya. Aquello no iba según lo planeado. La llegada de su madre había añadido una complicación imprevista. Indicó la cocina con la cabeza.
-Mamá, si nos disculpas, quiero hablar un momento con mi prometido.
Tomó a Seiya del brazo y lo arrastró fuera de la sala.
-¿Qué? -murmuró él.
-¿Por qué no le dices algo?
-¿Qué? Por si no te has dado cuenta, es difícil hablar. Siempre que me mira, se echa a llorar. ¿Y qué quieres que le diga? Parece empeñada en los planes de boda.
-Dile que se marche y se lleve a la planificadora de bodas con ella. Seiya se encogió de hombros.
-Quizá debamos escucharla. Tengo entendido que planear una boda puede ser agotador. Y tú trabajas muchas horas.
Serena soltó un respingo y le dio un golpe en el hombro.
-No voy a empezar a planear nuestra boda. Aún no llevamos una semana juntos y mucho menos tres meses. Y no he dicho que me vaya a casar contigo, esto es sólo un ensayo de compromiso, ni siquiera es aún un compromiso.
Seiya la miró a los ojos.
-¿Ni siquiera quieres considerar la posibilidad de que lo nuestro pueda funcionar? -preguntó.
Serena abrió la boca, pero volvió a cerrarla.
-¿Tú sí?
-Yo quiero darle una oportunidad - repuso él.
Ella tragó saliva con fuerza.
-¿En serio?
-Por supuesto. Creía que tú también. ¿Qué daño puede hacer? Habla con ella. Y procura evitar que llore.
Sonó el timbre de la puerta y Serena dio un salto. Seiya le tomó una mano y la llevó a su pecho. La joven percibía los latidos de su corazón bajo los dedos y cerró los ojos. Cada día parecía que se debilitaban un poco más sus defensas, lo que la llevaba a preguntarse si tal vez podrían crear algo especial juntos.
Seiya le puso un dedo debajo de la barbilla y le levantó la cabeza para mirarla a los ojos. Bajó la cabeza despacio y le dio un beso tan cálido y dulce, que ella pensó que se iba a derretir allí mismo. Suspiró con suavidad y él le pasó los brazos por la cintura y la besó con pasión.
-¡Oh! ¿Ha visto eso?
Serena se apartó rápidamente y se tocó los labios con dedos temblorosos. Ikuko y otra mujer sonreían encantadas en la entrada de la cocina.
-Lo siento -murmuró Serena
-¿Verdad que son una pareja muy atractiva? -preguntó Ikuko-. Mis nietos van a ser muy guapos. Vengan. Vamos a sentarnos y hablar de la boda.
Su madre abordaba siempre todos sus proyectos con un entusiasmo sin límites; ya fuera la creación de su rosaleda o su determinación de aprender a jugar al golf, no se rendía nunca hasta que lograba la perfección. Y en cierto sentido, Serena tenía la sensación de que podía hacer realidad uno de sus sueños. Disfrutaría eligiendo las flores más apropiadas y el vestido perfecto, las invitaciones y la comida, y se sumergiría de lleno en la magia de la boda perfecta.
¿Pero qué pasaría cuando se enterara de que no habría boda? Serena abrió la boca, dispuesta a decir la verdad, decidida a cortar a por lo sano. Pero Seiya se le adelantó.
-Señora Tsukino...
-Ikuko -insistió la mujer-. O “madre”, si lo prefieres -apretó los labios para combatir otro ataque emotivo-. Puedes llamarme “madre”.
-Ikuko está bien -dijo Seiya-. Si no le importa, creo que tendremos que dejar esto para otro momento. Serena acaba de llegar del trabajo y ha tenido un día duro. ¿Por qué no nos llamamos mañana y fijamos una reunión? -se acercó a la mujer, le pasó un brazo por los hombros y la guió hacia la puerta-. Veo que esto va a requerir mucha energía y Serena tiene que estar descansada, ¿no le parece?
-Por supuesto -musitó Ikuko con tono de disculpa-. ¿Pero no podríamos empezar por unos detalles sencillos? ¿Cuáles son tus flores predilectas, cariño?
-Sus flores predilectas son las rosas escarlata -contestó Seiya
-¿Y los vestidos de las damas de honor? -preguntó la planificadora de bodas-. Tenemos que decidir algo en ese sentido. ¿Y el pastel?
-Serena querrá vestidos sencillos pero elegantes, sin muchos adornos. Y su tarta favorita llevaría chocolate, aunque también le gusta con plátano -se volvió a mirarla-. ¿Verdad?
La joven asintió, sorprendida de que se acordara.
-Sí -murmuró-. Quiero un pastel de plátano.
En cuanto lo hubo dicho, habría querido retirar sus palabras. ¿Pastel de plátano? Ella no quería una boda.
-Entonces decidido -declaró Seiya-. Plátano. Y por encima ese...
-... queso cremoso -dijeron los dos a la vez. Y Serena se mordió el labio inferior.
-¿Y los colores? -preguntó la organizadora.
Serena miró a Seiya, retándolo a contestar y adivinar su color predilecto
-Creo que Jane está muy guapa con los tonos más pálidos de rosa -dijo él-. Tiene un suéter así que me gusta y ese color resalta sus ojos y su piel y va muy bien con su cabello rubio.
La joven recordó el suéter rosa que llevaba el día que se encontraron en la calle. Era su suéter favorito y su color favorito. Una sonrisa entreabrió sus labios y una oleada de afecto calentó su corazón. Seiya conocía su color predilecto y prácticamente había dicho que era guapa.
Por el momento era suficiente para hacerle dudar de su plan de esposa diabólica.
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
-Dime otra vez por qué estamos aquí -musitó Seiya
Serena apretó su mano con fuerza y tiró de él hacia las escaleras mecánicas que llevaban al segundo piso de Bloomingdale's. Odiaba ir de compras y aquel viaje iba a ser una tortura, pero había que hacerlo
-Lista de bodas -musitó.
Seiya tenía que derrumbarse antes o después y la lista de bodas había hecho tambalearse a más de una pareja.
Los planes de boda habían empezado con fuerza desde la visita de su madre. Ikuko llamaba todos los días aunque, para alivio de su hija, había decidido que necesitaban un año por lo menos para planear el gran acontecimiento, lo que les daba tiempo de darle la mala noticia antes de que nadie gastara mucho dinero.
-Creía que no querías casarte conmigo -musitó Seiya
Serena lo miró con los brazos en jarras.
-Es sólo para tranquilizar a mi madre. Mirará nuestra lista y nos dará su consejo sobre lo que falta. Podrá opinar sobre porcelana francesa, copas de cristal y tenedores de postre.
Seiya se encogió de hombros.
-¿Así que nosotros les decimos que nos vamos a casar y ellos nos dicen lo que necesitamos?
-No, nosotros les decimos lo que queremos de regalo de boda -explicó Serena-. Lo elegimos todo y, cuando alguien quiere comprarnos un regalo, viene aquí y mira la lista que hemos hecho.
-Bien -repuso él-. Eso me gusta. ¿Así no acabamos con diez tostadoras y una lámpara espantosa?
-No acabaremos con nada -le recordó ella-. Esto es sólo un ensayo, porque no he decidido casarme contigo.
-Todavía -añadió él. Le pasó un brazo por los hombros y la atrajo hacia sí-. Pero te gusto mucho, ¿verdad? Vamos bombón, puedes admitirlo. Soy un gran tipo y no puedes resistirte a mí, ¿verdad?
Serena pensó que no sabía hasta qué punto acertaba. Sí, le gustaba mucho. Cada día le costaba más trabajo convencerse de que no era el hombre más perfecto del mundo... hasta que se recordaba que todas sus novias habían pensado lo mismo antes de que las dejara confusas y con el corazón roto.
-Eres un gran tipo -admitió-. Y no soy inmune a tus encantos.
-Y todavía no he sacado mis mejores armas.
Serena se preguntó qué querría decir con eso. Juntos recorrieron los departamentos de porcelana y de cristal. Había tanto donde elegir, que a Serena le dolía la cabeza sólo con pensar en ello.
-Empecemos por algo fácil -sugirió-. Sábanas y toallas.
Seiya la siguió al departamento de ropa del hogar. Serena lo miró por encima del hombro y vio que fruncía el ceño ante las largas hileras de toallas de baño de distintos colores. Eligió una rosa brillante y se la mostró.
-Esta -dijo.
Él la miró con aire dudoso.
-Para ti puede, pero yo no pienso envolverme en esa cosa cuando salga de la ducha -tomó una toalla azul marino-. Yo quiero ésta. Por lo menos con este color sí me puedo mirar al espejo.
Serena intentó no imaginárselo desnudo envuelto en una toalla. Tragó saliva y pensó si allí tendrían toallas transparentes.
-Tenemos que elegir sólo una -dijo-. El matrimonio es eso. Pensar como uno. Hay que aprender a ceder.
-Sí, claro, ¿y tengo que aceptar toallas rosa chillón?
-Son color sandía, no rosa chillón. Y si estuvieras seguro de tu masculinidad, no te preocuparía tanto qué toalla usas.
Seiya abrió la boca, pero volvió a cerrarla. Tiró de ella hacia la zona de las cortinas de ducha. Cuando quedaron ocultos del resto de los clientes, la besó con fuerza y jugueteó con la lengua en sus labios hasta que ella devolvió el beso con la misma pasión.
Serena creyó que se detendría allí, pero él separó la chaqueta de ella y deslizó las manos bajo el suéter. Cuando sintió sus manos frías en la piel, respiró con fuerza y se apretó más contra él. Sabía que había gente cerca, pero no podía detenerse. El peligro de que los descubrieran contribuía a excitarla aún más.
Las manos de él se cerraron en torno a su espalda, recorriendo cada milímetro de ella con sus manos. Un anhelo delicioso se instaló en el vientre de ella, que gimió con suavidad y le sacó la camisa del pantalón. Buscó el vientre plano de él con las manos y las bajó hasta rozar su miembro, caliente y duro bajo los jeans.
Seiya le mordisqueó el cuello y le besó la oreja.
-No creo que tengamos que cuestionar mi masculinidad -susurró.
Serena abrió los ojos de golpe y vio que la miraba sonriente. Se apartó con un gruñido de frustración y ordenó rápidamente su ropa.
-No eres tan encantador -dijo-. Y elegiremos toallas rosas.
-Sandía -le recordó él.
Ella le tiró la toalla a la cabeza.
-Vamos a pasar a las sábanas -dijo.
-Buena idea -musitó él-. Pasemos a la cama.
-Que puedas convertir una lista de bodas en un juego sexual no significa que tengas muchos encantos -musitó ella.
Seiya le tomó una mano y la obligó a detenerse.
-¿Crees que no sé lo que haces? Vamos Serena, no soy tonto. Me quieres volver loco con tus horribles comidas y tu terrible gusto para que rompa contigo.
-¿Mis horribles comidas? -preguntó ella. Buscó una excusa, una explicación alternativa, pero no se le ocurrió nada.
-Olvidas que cenábamos a menudo juntos en la universidad -dijo él en voz baja-. Y eras una cocinera excelente. Y no recuerdo que el rosa chillón fuera tu color favorito.
Le acarició la mejilla y la miró a los ojos. Sonrió con malicia.
-Olvidémonos de las sábanas -dijo-. Tengo una idea mucho mejor -tiró de ella hacia los ascensores-. Hay que comprar algo mucho más importante.
-¿Qué puede ser más importante que las sábanas?
-Ya lo verás.
Esperaron a que se abriera la puerta y Seiya pulsó el botón del primer piso. Cuando salieron, la tomó de la mano y tiró de ella hasta la sección de los anillos de diamantes.
-De acuerdo -dijo-. Tú querías un diamante grande. Elige uno.
Serena dio un respingo.
-¿Qué?
-Ya me has oído. Elige uno. El anillo que quieras es tuyo.
-Yo no voy a elegir un anillo de compromiso.
-¿Por qué no? -preguntó Seiya, enarcando las cejas-. Estamos eligiendo sábanas y toallas sin motivo, pero el anillo sí entraba en el trato, ¿recuerdas? -saludó con la cabeza al dependiente que había detrás del mostrador y señaló unos anillos expuestos sobre terciopelo-. Queremos verlos.
-No, no queremos -replicó Serena. Una cosa era elegir toallas y otra aquello. Pedir un anillo grande había sido sólo la primera idea de su plan de boicotear el ensayo; jamás había tenido intención de obligarlo a comprarlo-. Vámonos.
-No, quiero que elijas uno -insistió él-. Vamos, no puede ser tan difícil. A todas las mujeres les gustan los diamantes.
-Yo no soy todas las mujeres.
Seiya sonrió
-No, no lo eres. Eso lo sé.
-Pero si lo fuera -siguió ella-, elegiría éste -señaló un diamante enorme montado en platino-. Y si has terminado de hacerte el tonto, vamos arriba a elegir sábanas.
Se volvió hacia los ascensores, pero Seiya se quedó atrás a hablar con el dependiente. Poco después, la alcanzó y le pasó el brazo en torno a la cintura.
-No vamos a elegir sábanas rosas chillón- dijo-. Me niego.
Serena sonrió para sí.
-Eso no parece una postura muy flexible.
-No tengo por qué ceder hasta que estemos casados -musitó él-. Hasta entonces no habrá nada rosa en mi casa, ni más hamburguesas de tofu.
Serena apretó su mano con fuerza y tiró de él hacia las escaleras mecánicas que llevaban al segundo piso de Bloomingdale's. Odiaba ir de compras y aquel viaje iba a ser una tortura, pero había que hacerlo
-Lista de bodas -musitó.
Seiya tenía que derrumbarse antes o después y la lista de bodas había hecho tambalearse a más de una pareja.
Los planes de boda habían empezado con fuerza desde la visita de su madre. Ikuko llamaba todos los días aunque, para alivio de su hija, había decidido que necesitaban un año por lo menos para planear el gran acontecimiento, lo que les daba tiempo de darle la mala noticia antes de que nadie gastara mucho dinero.
-Creía que no querías casarte conmigo -musitó Seiya
Serena lo miró con los brazos en jarras.
-Es sólo para tranquilizar a mi madre. Mirará nuestra lista y nos dará su consejo sobre lo que falta. Podrá opinar sobre porcelana francesa, copas de cristal y tenedores de postre.
Seiya se encogió de hombros.
-¿Así que nosotros les decimos que nos vamos a casar y ellos nos dicen lo que necesitamos?
-No, nosotros les decimos lo que queremos de regalo de boda -explicó Serena-. Lo elegimos todo y, cuando alguien quiere comprarnos un regalo, viene aquí y mira la lista que hemos hecho.
-Bien -repuso él-. Eso me gusta. ¿Así no acabamos con diez tostadoras y una lámpara espantosa?
-No acabaremos con nada -le recordó ella-. Esto es sólo un ensayo, porque no he decidido casarme contigo.
-Todavía -añadió él. Le pasó un brazo por los hombros y la atrajo hacia sí-. Pero te gusto mucho, ¿verdad? Vamos bombón, puedes admitirlo. Soy un gran tipo y no puedes resistirte a mí, ¿verdad?
Serena pensó que no sabía hasta qué punto acertaba. Sí, le gustaba mucho. Cada día le costaba más trabajo convencerse de que no era el hombre más perfecto del mundo... hasta que se recordaba que todas sus novias habían pensado lo mismo antes de que las dejara confusas y con el corazón roto.
-Eres un gran tipo -admitió-. Y no soy inmune a tus encantos.
-Y todavía no he sacado mis mejores armas.
Serena se preguntó qué querría decir con eso. Juntos recorrieron los departamentos de porcelana y de cristal. Había tanto donde elegir, que a Serena le dolía la cabeza sólo con pensar en ello.
-Empecemos por algo fácil -sugirió-. Sábanas y toallas.
Seiya la siguió al departamento de ropa del hogar. Serena lo miró por encima del hombro y vio que fruncía el ceño ante las largas hileras de toallas de baño de distintos colores. Eligió una rosa brillante y se la mostró.
-Esta -dijo.
Él la miró con aire dudoso.
-Para ti puede, pero yo no pienso envolverme en esa cosa cuando salga de la ducha -tomó una toalla azul marino-. Yo quiero ésta. Por lo menos con este color sí me puedo mirar al espejo.
Serena intentó no imaginárselo desnudo envuelto en una toalla. Tragó saliva y pensó si allí tendrían toallas transparentes.
-Tenemos que elegir sólo una -dijo-. El matrimonio es eso. Pensar como uno. Hay que aprender a ceder.
-Sí, claro, ¿y tengo que aceptar toallas rosa chillón?
-Son color sandía, no rosa chillón. Y si estuvieras seguro de tu masculinidad, no te preocuparía tanto qué toalla usas.
Seiya abrió la boca, pero volvió a cerrarla. Tiró de ella hacia la zona de las cortinas de ducha. Cuando quedaron ocultos del resto de los clientes, la besó con fuerza y jugueteó con la lengua en sus labios hasta que ella devolvió el beso con la misma pasión.
Serena creyó que se detendría allí, pero él separó la chaqueta de ella y deslizó las manos bajo el suéter. Cuando sintió sus manos frías en la piel, respiró con fuerza y se apretó más contra él. Sabía que había gente cerca, pero no podía detenerse. El peligro de que los descubrieran contribuía a excitarla aún más.
Las manos de él se cerraron en torno a su espalda, recorriendo cada milímetro de ella con sus manos. Un anhelo delicioso se instaló en el vientre de ella, que gimió con suavidad y le sacó la camisa del pantalón. Buscó el vientre plano de él con las manos y las bajó hasta rozar su miembro, caliente y duro bajo los jeans.
Seiya le mordisqueó el cuello y le besó la oreja.
-No creo que tengamos que cuestionar mi masculinidad -susurró.
Serena abrió los ojos de golpe y vio que la miraba sonriente. Se apartó con un gruñido de frustración y ordenó rápidamente su ropa.
-No eres tan encantador -dijo-. Y elegiremos toallas rosas.
-Sandía -le recordó él.
Ella le tiró la toalla a la cabeza.
-Vamos a pasar a las sábanas -dijo.
-Buena idea -musitó él-. Pasemos a la cama.
-Que puedas convertir una lista de bodas en un juego sexual no significa que tengas muchos encantos -musitó ella.
Seiya le tomó una mano y la obligó a detenerse.
-¿Crees que no sé lo que haces? Vamos Serena, no soy tonto. Me quieres volver loco con tus horribles comidas y tu terrible gusto para que rompa contigo.
-¿Mis horribles comidas? -preguntó ella. Buscó una excusa, una explicación alternativa, pero no se le ocurrió nada.
-Olvidas que cenábamos a menudo juntos en la universidad -dijo él en voz baja-. Y eras una cocinera excelente. Y no recuerdo que el rosa chillón fuera tu color favorito.
Le acarició la mejilla y la miró a los ojos. Sonrió con malicia.
-Olvidémonos de las sábanas -dijo-. Tengo una idea mucho mejor -tiró de ella hacia los ascensores-. Hay que comprar algo mucho más importante.
-¿Qué puede ser más importante que las sábanas?
-Ya lo verás.
Esperaron a que se abriera la puerta y Seiya pulsó el botón del primer piso. Cuando salieron, la tomó de la mano y tiró de ella hasta la sección de los anillos de diamantes.
-De acuerdo -dijo-. Tú querías un diamante grande. Elige uno.
Serena dio un respingo.
-¿Qué?
-Ya me has oído. Elige uno. El anillo que quieras es tuyo.
-Yo no voy a elegir un anillo de compromiso.
-¿Por qué no? -preguntó Seiya, enarcando las cejas-. Estamos eligiendo sábanas y toallas sin motivo, pero el anillo sí entraba en el trato, ¿recuerdas? -saludó con la cabeza al dependiente que había detrás del mostrador y señaló unos anillos expuestos sobre terciopelo-. Queremos verlos.
-No, no queremos -replicó Serena. Una cosa era elegir toallas y otra aquello. Pedir un anillo grande había sido sólo la primera idea de su plan de boicotear el ensayo; jamás había tenido intención de obligarlo a comprarlo-. Vámonos.
-No, quiero que elijas uno -insistió él-. Vamos, no puede ser tan difícil. A todas las mujeres les gustan los diamantes.
-Yo no soy todas las mujeres.
Seiya sonrió
-No, no lo eres. Eso lo sé.
-Pero si lo fuera -siguió ella-, elegiría éste -señaló un diamante enorme montado en platino-. Y si has terminado de hacerte el tonto, vamos arriba a elegir sábanas.
Se volvió hacia los ascensores, pero Seiya se quedó atrás a hablar con el dependiente. Poco después, la alcanzó y le pasó el brazo en torno a la cintura.
-No vamos a elegir sábanas rosas chillón- dijo-. Me niego.
Serena sonrió para sí.
-Eso no parece una postura muy flexible.
-No tengo por qué ceder hasta que estemos casados -musitó él-. Hasta entonces no habrá nada rosa en mi casa, ni más hamburguesas de tofu.
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Seiya abrió la cajita de terciopelo y miró el anillo de diamantes. Hacía dos días que lo llevaba encima, sin decidirse a dárselo a Serena. Seguramente no había sido la mejor compra, teniendo en cuenta que al fin habían salido a la luz los verdaderos motivos de ella. Su juego había terminado y sólo quedaba la realidad de su situación.
Cada vez que se besaban, Seiya se sumía en un mar de confusión. Lo que había empezado como una sencilla amistad, se había complicado de pronto; el deseo se había mezclado con el sentimiento hasta que ya no sabía lo que quería en realidad.
¿Y qué quería Serena? Cuando la besaba, no tenía la impresión de besar a una mujer empeñada en destruir su tenue relación, sino a una mujer que lo deseaba tanto como él a ella.
Se echó hacia atrás en la silla del despacho y levantó el diamante a la luz. La intimidad entre ellos crecía, los besos se hacían cada vez más intensos. La noche anterior, uno de esos besos había llevado a una sesión erótica en el sofá.
Había decidido no presionarla, pero no sabía si podría aguantar mucho más. Los dos eran adultos normales con necesidades normales.
Una llamada a la puerta lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y vio a su padre en el umbral.
-Anoche tuve una llamada -dijo.
Seiya cerró la cajita y la guardó en el bolsillo de la chaqueta.
-¿Estás esperando que adivine de quién era? -preguntó.
-¿No lo sabes?
-No -repuso Seiya-, pero sospecho que me lo vas a decir.
-Me llamó tu futura suegra, quería invitar a la familia en Acción de Gracias. Al principio pensé que sería una loca, pero cuando me dijo que mi hijo, Seiya Kou, estaba comprometido con su hija, Serena Tsukino, me vi obligado a pensar que quizá debía ser la verdad. ¿Estás comprometido?
Seiya no sabía qué contestar. Legalmente, podía afirmar que Serena y él tenían un acuerdo de matrimonio, pero hasta que ella le prometiera amor eterno, prefería pensar que estaban “temporalmente unidos” y no comprometidos del todo, aunque tampoco tenía por qué contar toda la verdad.
-Eso era lo que querías, ¿no?
-Quería que te tomaras tu vida en serio. ¿Vas en serio con lo de ese matrimonio?
-Sí -en cuanto lo hubo dicho, Seiya comprendió que era verdad. Iba en serio con Serena, no era una mentira para aplacar a su padre. Empezaba a creer que había encontrado a la mujer ideal años atrás y le había llevado todo ese tiempo volver a encontrarla.
-¿Y no vas a dejar a ésta como a todas las demás?
-No puedo prometerte que no haya momentos difíciles, pero tú tenías razón. Es hora de que empiece a tomarme la vida en serio.
Su padre asintió con la cabeza.
-¿Y quién es esa chica?
-Se llama Serena Tsukino y nos conocimos en la universidad. Ella empezó tres años después que yo, pero vivía en el apartamento encima del mío.
-¿Qué clase de chica es?
-¿Qué rayos significa eso? -preguntó Seiya, malhumorado-. ¿Y qué más da? Tú querías que me casara y me voy a casar. Con quién me case no es asunto tuyo.
Su padre lanzó una maldición.
-Yo quiero que te cases con una mujer a la que ames. Quiero que seas feliz,
-Y lo que tú quieres para mí siempre ha sido más importante que lo que quiero yo para mí.
-No vamos a entrar ahora en eso - dijo Taiki Kou-. ¿Quieres que acepte la invitación, sí o no?
-No lo sé -Seiya se levantó y se acercó al sofá, donde tomó el abrigo que había dejado antes allí-. No sé lo que vamos a hacer ese día. Hablaré con mi prometida y te lo diré.
Salió del despacho, resistiendo el impulso de provocar una pelea con su padre y quemar sus frustraciones con la persona responsable de aquella locura. De camino a su coche, intentó averiguar por qué estaba tan enfadado. ¿Por las exigencias de su padre, su manipulación y sus ridículas expectativas? ¿O era que no quería recordar lo que había devuelto a Serena a su vida?
Unas semanas antes, todo parecía muy sencillo. Usaría el contrato para reintroducir a Serena en su vida y probarle a su padre que podía encontrar una chica con la que casarse, aunque no se casara con ella. Pero sus sentimientos crecientes por Serena no tenían nada de sencillo, eran confusos e intensos, y completamente inesperados.
De camino a su casa intentó poner en orden sus pensamientos. Le gustaba saber que encontraría a alguien en su casa, y ahora que la cocina de Serena había mejorado considerablemente, él había empezado a salir una hora antes del despacho para estar allí cuando ella llegaba a casa.
Pero cuando entró en el garaje, encontró la camioneta de ella ya allí. Salió del coche silbando y entró en la casa. Artemis salió a recibirlo con un ladrido suave. Seiya se inclinó a rascarle las orejas y vio algo en su hocico.
-¿Qué es esto? ¿Has vuelto a escarbar en el barro?
Se incorporó y cruzó la cocina hacia la sala de estar, con el perro trotando detrás.
¿Serena? -la planta baja de la casa estaba en silencio. Subió las escaleras de dos en dos y se acercó al dormitorio de ella-. ¿Serena?
-Márchate -dijo ella.
Su voz sonaba temblorosa. Seiya llamó a la puerta con los nudillos y la abrió despacio. Miró la escena que tenía ante sí.
-¿Qué rayos ha pasado aquí?
Las cosas entre Serena y Seiya se ponen cada vez mejor, sera que habra si boda despues de todo?
:[Jujuju]:
Pero que habra pasado en la habitación de Serena? mmm... lo sabremos en el siguiente capitulo!
Me despido por ahora esperando que les haya gustado el capitulo de hoy, como siempre, les pido que no olviden dejar sus comentarios, dudas, quejas o lo que quieran. Muchos saludos para todos y nos vemos en el proximo capitulo!!!
XOXO
Serenity
P.d. No se olviden de leer Más Allá de las Estrellas, El Deseo de la Luna y Sin Ti. Hoy actualizo este ultimo, asi que no se lo pierdan!!!
Cada vez que se besaban, Seiya se sumía en un mar de confusión. Lo que había empezado como una sencilla amistad, se había complicado de pronto; el deseo se había mezclado con el sentimiento hasta que ya no sabía lo que quería en realidad.
¿Y qué quería Serena? Cuando la besaba, no tenía la impresión de besar a una mujer empeñada en destruir su tenue relación, sino a una mujer que lo deseaba tanto como él a ella.
Se echó hacia atrás en la silla del despacho y levantó el diamante a la luz. La intimidad entre ellos crecía, los besos se hacían cada vez más intensos. La noche anterior, uno de esos besos había llevado a una sesión erótica en el sofá.
Había decidido no presionarla, pero no sabía si podría aguantar mucho más. Los dos eran adultos normales con necesidades normales.
Una llamada a la puerta lo sacó de sus pensamientos. Levantó la vista y vio a su padre en el umbral.
-Anoche tuve una llamada -dijo.
Seiya cerró la cajita y la guardó en el bolsillo de la chaqueta.
-¿Estás esperando que adivine de quién era? -preguntó.
-¿No lo sabes?
-No -repuso Seiya-, pero sospecho que me lo vas a decir.
-Me llamó tu futura suegra, quería invitar a la familia en Acción de Gracias. Al principio pensé que sería una loca, pero cuando me dijo que mi hijo, Seiya Kou, estaba comprometido con su hija, Serena Tsukino, me vi obligado a pensar que quizá debía ser la verdad. ¿Estás comprometido?
Seiya no sabía qué contestar. Legalmente, podía afirmar que Serena y él tenían un acuerdo de matrimonio, pero hasta que ella le prometiera amor eterno, prefería pensar que estaban “temporalmente unidos” y no comprometidos del todo, aunque tampoco tenía por qué contar toda la verdad.
-Eso era lo que querías, ¿no?
-Quería que te tomaras tu vida en serio. ¿Vas en serio con lo de ese matrimonio?
-Sí -en cuanto lo hubo dicho, Seiya comprendió que era verdad. Iba en serio con Serena, no era una mentira para aplacar a su padre. Empezaba a creer que había encontrado a la mujer ideal años atrás y le había llevado todo ese tiempo volver a encontrarla.
-¿Y no vas a dejar a ésta como a todas las demás?
-No puedo prometerte que no haya momentos difíciles, pero tú tenías razón. Es hora de que empiece a tomarme la vida en serio.
Su padre asintió con la cabeza.
-¿Y quién es esa chica?
-Se llama Serena Tsukino y nos conocimos en la universidad. Ella empezó tres años después que yo, pero vivía en el apartamento encima del mío.
-¿Qué clase de chica es?
-¿Qué rayos significa eso? -preguntó Seiya, malhumorado-. ¿Y qué más da? Tú querías que me casara y me voy a casar. Con quién me case no es asunto tuyo.
Su padre lanzó una maldición.
-Yo quiero que te cases con una mujer a la que ames. Quiero que seas feliz,
-Y lo que tú quieres para mí siempre ha sido más importante que lo que quiero yo para mí.
-No vamos a entrar ahora en eso - dijo Taiki Kou-. ¿Quieres que acepte la invitación, sí o no?
-No lo sé -Seiya se levantó y se acercó al sofá, donde tomó el abrigo que había dejado antes allí-. No sé lo que vamos a hacer ese día. Hablaré con mi prometida y te lo diré.
Salió del despacho, resistiendo el impulso de provocar una pelea con su padre y quemar sus frustraciones con la persona responsable de aquella locura. De camino a su coche, intentó averiguar por qué estaba tan enfadado. ¿Por las exigencias de su padre, su manipulación y sus ridículas expectativas? ¿O era que no quería recordar lo que había devuelto a Serena a su vida?
Unas semanas antes, todo parecía muy sencillo. Usaría el contrato para reintroducir a Serena en su vida y probarle a su padre que podía encontrar una chica con la que casarse, aunque no se casara con ella. Pero sus sentimientos crecientes por Serena no tenían nada de sencillo, eran confusos e intensos, y completamente inesperados.
De camino a su casa intentó poner en orden sus pensamientos. Le gustaba saber que encontraría a alguien en su casa, y ahora que la cocina de Serena había mejorado considerablemente, él había empezado a salir una hora antes del despacho para estar allí cuando ella llegaba a casa.
Pero cuando entró en el garaje, encontró la camioneta de ella ya allí. Salió del coche silbando y entró en la casa. Artemis salió a recibirlo con un ladrido suave. Seiya se inclinó a rascarle las orejas y vio algo en su hocico.
-¿Qué es esto? ¿Has vuelto a escarbar en el barro?
Se incorporó y cruzó la cocina hacia la sala de estar, con el perro trotando detrás.
¿Serena? -la planta baja de la casa estaba en silencio. Subió las escaleras de dos en dos y se acercó al dormitorio de ella-. ¿Serena?
-Márchate -dijo ella.
Su voz sonaba temblorosa. Seiya llamó a la puerta con los nudillos y la abrió despacio. Miró la escena que tenía ante sí.
-¿Qué rayos ha pasado aquí?
Las cosas entre Serena y Seiya se ponen cada vez mejor, sera que habra si boda despues de todo?
:[Jujuju]:
Pero que habra pasado en la habitación de Serena? mmm... lo sabremos en el siguiente capitulo!
Me despido por ahora esperando que les haya gustado el capitulo de hoy, como siempre, les pido que no olviden dejar sus comentarios, dudas, quejas o lo que quieran. Muchos saludos para todos y nos vemos en el proximo capitulo!!!
XOXO
Serenity
P.d. No se olviden de leer Más Allá de las Estrellas, El Deseo de la Luna y Sin Ti. Hoy actualizo este ultimo, asi que no se lo pierdan!!!
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
no me digas q artemis daño la ropa de serena
Seiya-Moon- Neo Reina Serena
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
wow fue muy divertido
actualiza pronto
besos
actualiza pronto
besos
kimys- Reina Serenity
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
oh amiga como lo dejas hasta ahi??? que habra pasado??? que vio seiya??? ya se artemis le rompio alguna de sus plantas... y ahora estan los padres involucrados, esto se pone mucho mas interesante... actualiza pronto serenity..!!!
sailory- Princesa Serena
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
ay noooo yo quiero saber que paso en el dormitorio de serena porfis no tardes en actualizar me encanta todos tus fucs estan buenisimos
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
hola!!!
me encanto la actualización...
yo tambien quiero saber q paso en la habitacion de serena...
aun q ya me imagino, q habra pasado...
bueno espero con ansias tu actualización...
bss, bye...
me encanto la actualización...
yo tambien quiero saber q paso en la habitacion de serena...
aun q ya me imagino, q habra pasado...
bueno espero con ansias tu actualización...
bss, bye...
Seiya_Serena- Sailor Inner Scout
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
OHH MALVADA PORQUE LE DEJAS ALLI O ARTEMIS HIZO ALGO CON LAS PLANTAS DE SEREENA O SERE DECORO LA HABITACION PK LE GRITO MARCHATE, ESTARIA LLORANDO SERE? PORFA NO ME DEJES CON LA DUDA
HIKARIADI- Sailor Outer Scout
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
me encanto este capitulo ojala los continues me facino mmmmmmmmm cual fue la escena ojala le entrege el anillo
lo sabia si mi seiya es muy lindoooo
aaaa kiero uno asiiii
lo sabia si mi seiya es muy lindoooo
aaaa kiero uno asiiii
BOGITA- Sailor Outer Scout
- Mensajes : 473
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Hola a tod@s!!!
Gracias por sus comentarios!!! Me alegro mucho de que les este gustando esta hermosa historia que cada vez se pone mejor!!!
Que pasara en el capitulo de hoy? Bueno, lo sabran en unos momentos más, pero primero paso a sus comentarios!!!
Seiya-Moon: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior! Mmm… ya veremos que fue lo que hizo Artemis en la habitación de Serena
kimys: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
sailory: no sabes la alegría que me da verte por aquí! Ya sabras que habrá pasado en la habitación de Serena y como seguirán las cosas ahora que los padres de los dos están involucrados en su compromiso
Sailor Viri: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Ya se sabra hoy que paso en la habitación de Serena…
Seiya_Serena: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Sera que lo que te imaginas fue lo que paso? Mmm… ya se sabra en el capitulo de hoy
HIKARIADI: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! El capitulo termino ahí por que así lo marca originalmente la autora en su libro, aunque si hubiera sido yo lo habría dejado en otro momento mucho más interesante que sucede mas adelante, pero bueno… Artemis tiene que ver con lo que paso en la habitación de Serena, ya sabras que fue en este capitulo
BOGITA: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Yo también quiero a un chico tan lindo como Seiya! Pero mientras llega hay que esperar para saber si le dara el anillo a Serena
Gracias por sus comentarios!!! Me alegro mucho de que les este gustando esta hermosa historia que cada vez se pone mejor!!!
Que pasara en el capitulo de hoy? Bueno, lo sabran en unos momentos más, pero primero paso a sus comentarios!!!
Seiya-Moon: me da gusto saber que te gusto el capitulo anterior! Mmm… ya veremos que fue lo que hizo Artemis en la habitación de Serena
kimys: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior!
sailory: no sabes la alegría que me da verte por aquí! Ya sabras que habrá pasado en la habitación de Serena y como seguirán las cosas ahora que los padres de los dos están involucrados en su compromiso
Sailor Viri: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Ya se sabra hoy que paso en la habitación de Serena…
Seiya_Serena: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Sera que lo que te imaginas fue lo que paso? Mmm… ya se sabra en el capitulo de hoy
HIKARIADI: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! El capitulo termino ahí por que así lo marca originalmente la autora en su libro, aunque si hubiera sido yo lo habría dejado en otro momento mucho más interesante que sucede mas adelante, pero bueno… Artemis tiene que ver con lo que paso en la habitación de Serena, ya sabras que fue en este capitulo
BOGITA: me alegra mucho saber que te gusto el capitulo anterior! Yo también quiero a un chico tan lindo como Seiya! Pero mientras llega hay que esperar para saber si le dara el anillo a Serena
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Capítulo 5
Serena se secó las lágrimas de las mejillas con impaciencia y se puso en pie.
-No es nada. Esta mañana olvidé cerrar la puerta de mi cuarto y Artemis ha entrado aquí. Parece que le gustan las plantas tanto como a mí.
Cuando ella llegó a casa un rato atrás, se encontró con una escena de una película de terror... por lo menos para ella. Sus plantas yacían en el suelo, arrancadas con violencia de las macetas, con las raíces al descubierto y tierra por todas partes. Al principio intentó salvarlas, recogiendo la tierra con las manos, pero luego la emoción pudo con ella y se sentó a llorar en el suelo.
-Las ha mordido todas excepto a Hotaru -Serena se inclinó y tomó el tallo de la planta. Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. Tenía esta planta desde los once años.
Seiya se la quitó de la mano.
-¿No se puede hacer nada? -preguntó.
-Sí, puedo replantarlas o tomar esquejes y esperar a que echen raíces.
-¿Entonces por qué lloras?
Serena se cubrió el rostro con las manos y sollozó.
-No lo sé -y era verdad. Sabía que cada día que pasaba se le hacía más difícil ignorar sus sentimientos por Seiya, que se había comido sus cenas horribles y tolerado su gusto cuestionable decorativo, que había hecho lo posible por ayudarla a vencer sus malos humores. La conocía mejor que ningún otro hombre del mundo y aun así no podía permitirse amarlo.
Reprimió un sollozo y dejó caer las manos a los costados. Seiya se arrodilló delante de ella y le miró la cara con la frente arrugada por la preocupación.
-Lo siento, no sabía que Artemis haría algo así, yo nunca he tenido plantas. Le gusta escarbar fuera y quizá tenía que haber supuesto que lo haría.
Serena le miró la boca y sólo pudo pensar en lo mucho que deseaba que la besara de nuevo. Todo parecía siempre mucho mejor cuando estaba en sus brazos. Tragó saliva con fuerza y se agarró las manos.
-Tenía que hacer cerrado la puerta.
-Dime lo que debo hacer -musitó él.
Le acarició las pantorrillas con gentileza y Serena cerró los ojos e intentó recordar su determinación y erigir las barreras que la habían protegido de sus deseos.
-No tienes que hacer nada -contestó con voz débil.
-Quiero hacerlo, dime lo que quieres que haga.
Ella gimió interiormente, sabedora de que su respuesta no tendría nada que ver con las plantas. ¿Por qué lo combatía tanto? Por una vez en su vida tenía ocasión de conocer la auténtica pasión, de estar con un hombre que encarnaba su fantasía sexual por excelencia. Y no podía decidirse a hacer el primer movimiento, a poner sus necesidades y deseos por encima del código de conducta estricto que le había inculcado su madre. Quería que volviera a besarla y no parara en mucho rato. Y tampoco le importaría que acabaran arrancándose la ropa y haciendo el amor.
-¿Serena?
Ella parpadeó y se sorprendió mirando fijamente la boca de él.
-¿Qué?
Seiya se enderezó y le tendió la mano.
-Vamos -tiró de ella por el pasillo en dirección a su dormitorio-. Tienes que alejarte de ahí -se sentó con ella en el borde de la cama-. Ahora dime lo que puedo hacer para salvar tus plantas.
-Pue... puedes ponerlas en agua - murmuró ella-. O envolverlas en toallas de papel mojadas. Yo traeré tierra para replantarlas.
-¿Por qué no te tumbas y te relajas mientras me ocupo de eso? Puedo traerte tierra del jardín del vecino.
-No es la tierra que necesito.
-¿Hay más de un tipo de tierra? -preguntó él.
Serena asintió.
-La del jardín tiene muchos microbios y enfermedades de hongos. Y no transpira bien y…
Seiya le puso un dedo en los labios.
-Nada de tierra del jardín -dijo-. Vuelvo enseguida.
De pronto, se sentía cansada, como si el deseo y la indecisión hubieran agotado sus últimas reservas de energía. Se acurrucó en la cama y cerró los ojos. ¿Por qué había firmado aquel contrato? Porque esperaba que un día él volviera a ella como un caballero de brillante armadura, agitando el contrato en la mano y declarándole amor eterno. Y aunque la fantasía parecía ahora una tontería, una parte de su corazón aún quería que fuera verdad, quería el final de cuento de hadas.
Cerró los ojos para apartar aquella idea ridícula de su mente. Había hecho un plan encaminado a proteger su corazón de los encantos de Seiya, pero cuando lo hizo, no esperaba que fuera tan difícil cumplirlo.
-Si esto sigue así, tendrán que ingresarme en una institución mental antes de los tres meses -susurró.
Oyó a Seiya moverse por el pasillo y pensó levantarse a ayudarlo, pero su cama era muy cómoda y todavía no estaba preparada para verlo y fingir que no sentía nada. Permaneció inmóvil, con los ojos cerrados, esforzándose por reconstruir las barreras que usaba para protegerse.
-He limpiado ese desastre.
La voz de él era suave y tan cercana, que sentía el cosquilleo de su aliento en la mejilla. Serena abrió los ojos despacio y lo descubrió arrodillado al lado de la cama.
-Aunque algunas heridas son graves, creo que sobrevivirán todos los pacientes. Los he devuelto a las macetas y les he echado agua; están en la bañera, con la puerta del baño cerrada. También le he echado un buen sermón a Artemis y ha prometido no volver a cenarse tus plantas.
Serena sonrió débilmente.
-Gracias.
Seiya estiró el brazo y le pasó un dedo por el labio inferior.
-Eso está mejor. No me gusta verte llorar. Sé que amas tus plantas y si alguna...
-No lloraba por eso -murmuró ella-. Sólo son plantas.
El hombre frunció el ceño y le acarició la mejilla.
-¿He hecho algo malo?
Serena respiró con fuerza, dividida entre el deseo de decir la verdad y el de guardar sus sentimientos para sí misma. Acabó optando por la verdad
-Me he esforzado mucho para que no me gustes.
Seiya sonrió y la miró a los ojos.
-Lo he notado. ¿Y cómo te va en ese sentido?
-No muy bien -admitió ella, con ojos otra vez llenos de lágrimas-. No esperaba que fueras tan bueno conmigo.
-No es difícil ser bueno contigo -la besó en los labios y ella cerró los ojos y se permitió disfrutar del momento sin vacilar; pero terminó demasiado pronto.
Seiya apoyó su frente en la de ella, que sintió que se le aceleraba el pulso. ¿Cómo era posible que un beso de él provocara más pasión que una seducción completa de otro hombre? Controlaba ya su corazón y ahora asumía también el control de su cuerpo. Sus labios estaban muy cerca, invitándola a perderse en otro beso más.
-¿Ahora estás bien? -preguntó él.
Serena negó con la cabeza.
-¿Qué ocurre? -preguntó Seiya.
Ella tragó saliva con fuerza. Tardó un momento en hablar.
-Bésame otra vez
Seiya pareció sorprendido por la petición, pero obedeció en el acto. Serena reprimió un gemido y se abrazó a su cuello
Él se dejó caer de rodillas a su lado y ella supo que era eso lo que quería y lo que necesitaba. No podía pensar en remordimientos ni en nada de lo que pudiera ocurrir en el futuro. El presente estaba tumbado a su lado y quería disfrutarlo mientras durara.
Seiya le besó los ojos, la nariz y la barbilla e introdujo los dedos en su pelo. Serena se regodeó en el tumulto de sensaciones que inundaban su cuerpo y cada vez que él volvía a su boca lo besaba más profundamente en un acto mudo de ofrecimiento.
Se arqueó en dirección a sus manos, que empezaron a bajar por su cuerpo. Se sacó la blusa de los vaqueros y Seiya de inmediato deslizó sus manos en el interior de la prenda y la arrastró encima de él.
Su contacto con la piel de ella era eléctrico y le calentaba la sangre. Serena le acarició el pecho y llevó las manos a su corbata. Tiró de la seda, pero no pudo desatar el nudo y Seiya la colocó de espaldas y se puso de rodillas a su lado.
Sus ojos azules examinaban el rostro de ella. Se quitó la corbata y Serena buscó la camisa y empezó a abrirle los botones. Él la ayudo a retirar la prenda y un segundo después volvía a tumbarse encima de ella, con el calor de su cuerpo atravesando la delgada blusa femenina.
Serena lo había visto casi desnudo la primera noche, cuando se asomó a su dormitorio, pero mirarlo a distancia no se podía comparar a tocarlo. Piel suave, músculos duros... todo aquello era suyo para explorar y valorar. Fue depositando besos desde el cuello hasta el pecho y él se estremeció cuando le rozó el pezón. Seiya deslizó las manos en el pelo de ella y la besó con pasión renovada.
Su lengua entraba y salía de la boca de ella en un preludio seductor de lo que po¬dían compartir juntos. Serena no quería que quedaran dudas en cuanto a sus deseos. Encontró la hebilla del cinturón de él y la desabrochó, consciente de que su acción sólo podía interpretarse de un modo: quería que le hiciera el amor. Abrió el botón y tiró de la cremallera, pero Seiya le sujetó la mano y se apartó.
La joven lo miró a los ojos, sobresaltada por su expresión. Tenía la mandíbula tensa y los ojos vidriosos de deseo.
-¿Qué quieres? -susurró contra el cuello de ella.
-Quiero... hacer el amor.
En cuanto lo hubo dicho, deseó retirarlo. No porque hubiera cambiado de idea, sino porque no lo había dicho bien. ¿Lo suyo sería hacer el amor o satisfacer una necesidad física? Suspiró para sí. ¿Había alguna diferencia? Si la había, quizá debería salir de su cama y de su vida en aquel mismo instante.
-Quiero sexo -corrigió.
-¿Estás segura? -murmuró él.
Serena se levantó de la cama y permaneció de pie al lado. Se sacó la blusa por la cabeza, sin desabrocharla y buscó el botón de los pantalones con dedos temblorosos, pero él la detuvo y se colocó de pie a su lado. La abrazó sin decir nada y bajó las manos por su piel desnuda...
Yacieron juntos largo rato, sin moverse ni hablar. Y luego él encontró su boca y gimió suavemente contra sus labios. Serena suspiró y sonrió, saciada y convencida de que nunca sentiría con otro hombre lo que sentía con él.
-Eres muy hermosa -murmuró él; le apartó el pelo de la frente-. ¿Cómo es que estás en la cama conmigo y no con algún otro tipo con suerte?
-Firmé un contrato hace seis años - dijo ella.
A él se le borró la sonrisa.
-¿Ése es el único motivo?
-Estoy aquí porque no hay ningún otro sitio donde quiera estar -dijo ella; lo besó en los labios-. Te deseaba tanto como tú a mí. Y el contrato no tiene nada que ver con eso.
Seiya, complacido con su respuesta, la atrajo hacia sí, con el trasero de ella bien apoyado en su regazo. Le pasó las manos con gentileza por los brazos y los muslos,como si necesitara cerciorarse de que no se iba a marchar.
Serena cerró los ojos y se perdió en sus caricias, consciente de que, si seguía con ellas, volvería a desearlo. En realidad lo había deseado siempre, desde que lo conociera.
Y ahora se había rendido, cambiado su alma por una noche de pasión. Y allí, abrazada a él, no conseguía lamentar su decisión. Al fin había encontrado lo que le faltaba en la vida, un deseo que la inundaba por completo. Y aunque no tuvieran nada más que eso, sería suficiente, le bastaba con saber que una noche especial había amado a Seiya Kou y él la había amado a su vez.
Serena se secó las lágrimas de las mejillas con impaciencia y se puso en pie.
-No es nada. Esta mañana olvidé cerrar la puerta de mi cuarto y Artemis ha entrado aquí. Parece que le gustan las plantas tanto como a mí.
Cuando ella llegó a casa un rato atrás, se encontró con una escena de una película de terror... por lo menos para ella. Sus plantas yacían en el suelo, arrancadas con violencia de las macetas, con las raíces al descubierto y tierra por todas partes. Al principio intentó salvarlas, recogiendo la tierra con las manos, pero luego la emoción pudo con ella y se sentó a llorar en el suelo.
-Las ha mordido todas excepto a Hotaru -Serena se inclinó y tomó el tallo de la planta. Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente. Tenía esta planta desde los once años.
Seiya se la quitó de la mano.
-¿No se puede hacer nada? -preguntó.
-Sí, puedo replantarlas o tomar esquejes y esperar a que echen raíces.
-¿Entonces por qué lloras?
Serena se cubrió el rostro con las manos y sollozó.
-No lo sé -y era verdad. Sabía que cada día que pasaba se le hacía más difícil ignorar sus sentimientos por Seiya, que se había comido sus cenas horribles y tolerado su gusto cuestionable decorativo, que había hecho lo posible por ayudarla a vencer sus malos humores. La conocía mejor que ningún otro hombre del mundo y aun así no podía permitirse amarlo.
Reprimió un sollozo y dejó caer las manos a los costados. Seiya se arrodilló delante de ella y le miró la cara con la frente arrugada por la preocupación.
-Lo siento, no sabía que Artemis haría algo así, yo nunca he tenido plantas. Le gusta escarbar fuera y quizá tenía que haber supuesto que lo haría.
Serena le miró la boca y sólo pudo pensar en lo mucho que deseaba que la besara de nuevo. Todo parecía siempre mucho mejor cuando estaba en sus brazos. Tragó saliva con fuerza y se agarró las manos.
-Tenía que hacer cerrado la puerta.
-Dime lo que debo hacer -musitó él.
Le acarició las pantorrillas con gentileza y Serena cerró los ojos e intentó recordar su determinación y erigir las barreras que la habían protegido de sus deseos.
-No tienes que hacer nada -contestó con voz débil.
-Quiero hacerlo, dime lo que quieres que haga.
Ella gimió interiormente, sabedora de que su respuesta no tendría nada que ver con las plantas. ¿Por qué lo combatía tanto? Por una vez en su vida tenía ocasión de conocer la auténtica pasión, de estar con un hombre que encarnaba su fantasía sexual por excelencia. Y no podía decidirse a hacer el primer movimiento, a poner sus necesidades y deseos por encima del código de conducta estricto que le había inculcado su madre. Quería que volviera a besarla y no parara en mucho rato. Y tampoco le importaría que acabaran arrancándose la ropa y haciendo el amor.
-¿Serena?
Ella parpadeó y se sorprendió mirando fijamente la boca de él.
-¿Qué?
Seiya se enderezó y le tendió la mano.
-Vamos -tiró de ella por el pasillo en dirección a su dormitorio-. Tienes que alejarte de ahí -se sentó con ella en el borde de la cama-. Ahora dime lo que puedo hacer para salvar tus plantas.
-Pue... puedes ponerlas en agua - murmuró ella-. O envolverlas en toallas de papel mojadas. Yo traeré tierra para replantarlas.
-¿Por qué no te tumbas y te relajas mientras me ocupo de eso? Puedo traerte tierra del jardín del vecino.
-No es la tierra que necesito.
-¿Hay más de un tipo de tierra? -preguntó él.
Serena asintió.
-La del jardín tiene muchos microbios y enfermedades de hongos. Y no transpira bien y…
Seiya le puso un dedo en los labios.
-Nada de tierra del jardín -dijo-. Vuelvo enseguida.
De pronto, se sentía cansada, como si el deseo y la indecisión hubieran agotado sus últimas reservas de energía. Se acurrucó en la cama y cerró los ojos. ¿Por qué había firmado aquel contrato? Porque esperaba que un día él volviera a ella como un caballero de brillante armadura, agitando el contrato en la mano y declarándole amor eterno. Y aunque la fantasía parecía ahora una tontería, una parte de su corazón aún quería que fuera verdad, quería el final de cuento de hadas.
Cerró los ojos para apartar aquella idea ridícula de su mente. Había hecho un plan encaminado a proteger su corazón de los encantos de Seiya, pero cuando lo hizo, no esperaba que fuera tan difícil cumplirlo.
-Si esto sigue así, tendrán que ingresarme en una institución mental antes de los tres meses -susurró.
Oyó a Seiya moverse por el pasillo y pensó levantarse a ayudarlo, pero su cama era muy cómoda y todavía no estaba preparada para verlo y fingir que no sentía nada. Permaneció inmóvil, con los ojos cerrados, esforzándose por reconstruir las barreras que usaba para protegerse.
-He limpiado ese desastre.
La voz de él era suave y tan cercana, que sentía el cosquilleo de su aliento en la mejilla. Serena abrió los ojos despacio y lo descubrió arrodillado al lado de la cama.
-Aunque algunas heridas son graves, creo que sobrevivirán todos los pacientes. Los he devuelto a las macetas y les he echado agua; están en la bañera, con la puerta del baño cerrada. También le he echado un buen sermón a Artemis y ha prometido no volver a cenarse tus plantas.
Serena sonrió débilmente.
-Gracias.
Seiya estiró el brazo y le pasó un dedo por el labio inferior.
-Eso está mejor. No me gusta verte llorar. Sé que amas tus plantas y si alguna...
-No lloraba por eso -murmuró ella-. Sólo son plantas.
El hombre frunció el ceño y le acarició la mejilla.
-¿He hecho algo malo?
Serena respiró con fuerza, dividida entre el deseo de decir la verdad y el de guardar sus sentimientos para sí misma. Acabó optando por la verdad
-Me he esforzado mucho para que no me gustes.
Seiya sonrió y la miró a los ojos.
-Lo he notado. ¿Y cómo te va en ese sentido?
-No muy bien -admitió ella, con ojos otra vez llenos de lágrimas-. No esperaba que fueras tan bueno conmigo.
-No es difícil ser bueno contigo -la besó en los labios y ella cerró los ojos y se permitió disfrutar del momento sin vacilar; pero terminó demasiado pronto.
Seiya apoyó su frente en la de ella, que sintió que se le aceleraba el pulso. ¿Cómo era posible que un beso de él provocara más pasión que una seducción completa de otro hombre? Controlaba ya su corazón y ahora asumía también el control de su cuerpo. Sus labios estaban muy cerca, invitándola a perderse en otro beso más.
-¿Ahora estás bien? -preguntó él.
Serena negó con la cabeza.
-¿Qué ocurre? -preguntó Seiya.
Ella tragó saliva con fuerza. Tardó un momento en hablar.
-Bésame otra vez
Seiya pareció sorprendido por la petición, pero obedeció en el acto. Serena reprimió un gemido y se abrazó a su cuello
Él se dejó caer de rodillas a su lado y ella supo que era eso lo que quería y lo que necesitaba. No podía pensar en remordimientos ni en nada de lo que pudiera ocurrir en el futuro. El presente estaba tumbado a su lado y quería disfrutarlo mientras durara.
Seiya le besó los ojos, la nariz y la barbilla e introdujo los dedos en su pelo. Serena se regodeó en el tumulto de sensaciones que inundaban su cuerpo y cada vez que él volvía a su boca lo besaba más profundamente en un acto mudo de ofrecimiento.
Se arqueó en dirección a sus manos, que empezaron a bajar por su cuerpo. Se sacó la blusa de los vaqueros y Seiya de inmediato deslizó sus manos en el interior de la prenda y la arrastró encima de él.
Su contacto con la piel de ella era eléctrico y le calentaba la sangre. Serena le acarició el pecho y llevó las manos a su corbata. Tiró de la seda, pero no pudo desatar el nudo y Seiya la colocó de espaldas y se puso de rodillas a su lado.
Sus ojos azules examinaban el rostro de ella. Se quitó la corbata y Serena buscó la camisa y empezó a abrirle los botones. Él la ayudo a retirar la prenda y un segundo después volvía a tumbarse encima de ella, con el calor de su cuerpo atravesando la delgada blusa femenina.
Serena lo había visto casi desnudo la primera noche, cuando se asomó a su dormitorio, pero mirarlo a distancia no se podía comparar a tocarlo. Piel suave, músculos duros... todo aquello era suyo para explorar y valorar. Fue depositando besos desde el cuello hasta el pecho y él se estremeció cuando le rozó el pezón. Seiya deslizó las manos en el pelo de ella y la besó con pasión renovada.
Su lengua entraba y salía de la boca de ella en un preludio seductor de lo que po¬dían compartir juntos. Serena no quería que quedaran dudas en cuanto a sus deseos. Encontró la hebilla del cinturón de él y la desabrochó, consciente de que su acción sólo podía interpretarse de un modo: quería que le hiciera el amor. Abrió el botón y tiró de la cremallera, pero Seiya le sujetó la mano y se apartó.
La joven lo miró a los ojos, sobresaltada por su expresión. Tenía la mandíbula tensa y los ojos vidriosos de deseo.
-¿Qué quieres? -susurró contra el cuello de ella.
-Quiero... hacer el amor.
En cuanto lo hubo dicho, deseó retirarlo. No porque hubiera cambiado de idea, sino porque no lo había dicho bien. ¿Lo suyo sería hacer el amor o satisfacer una necesidad física? Suspiró para sí. ¿Había alguna diferencia? Si la había, quizá debería salir de su cama y de su vida en aquel mismo instante.
-Quiero sexo -corrigió.
-¿Estás segura? -murmuró él.
Serena se levantó de la cama y permaneció de pie al lado. Se sacó la blusa por la cabeza, sin desabrocharla y buscó el botón de los pantalones con dedos temblorosos, pero él la detuvo y se colocó de pie a su lado. La abrazó sin decir nada y bajó las manos por su piel desnuda...
-CENSURADO-
Yacieron juntos largo rato, sin moverse ni hablar. Y luego él encontró su boca y gimió suavemente contra sus labios. Serena suspiró y sonrió, saciada y convencida de que nunca sentiría con otro hombre lo que sentía con él.
-Eres muy hermosa -murmuró él; le apartó el pelo de la frente-. ¿Cómo es que estás en la cama conmigo y no con algún otro tipo con suerte?
-Firmé un contrato hace seis años - dijo ella.
A él se le borró la sonrisa.
-¿Ése es el único motivo?
-Estoy aquí porque no hay ningún otro sitio donde quiera estar -dijo ella; lo besó en los labios-. Te deseaba tanto como tú a mí. Y el contrato no tiene nada que ver con eso.
Seiya, complacido con su respuesta, la atrajo hacia sí, con el trasero de ella bien apoyado en su regazo. Le pasó las manos con gentileza por los brazos y los muslos,como si necesitara cerciorarse de que no se iba a marchar.
Serena cerró los ojos y se perdió en sus caricias, consciente de que, si seguía con ellas, volvería a desearlo. En realidad lo había deseado siempre, desde que lo conociera.
Y ahora se había rendido, cambiado su alma por una noche de pasión. Y allí, abrazada a él, no conseguía lamentar su decisión. Al fin había encontrado lo que le faltaba en la vida, un deseo que la inundaba por completo. Y aunque no tuvieran nada más que eso, sería suficiente, le bastaba con saber que una noche especial había amado a Seiya Kou y él la había amado a su vez.
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Seiya abrió los ojos despacio a la luz de la mañana que entraba por los huecos de las cortinas de su cuarto. Suspiró con suavidad y comenzó a recordar lo ocurrido la noche anterior. Tendió la mano al otro lado de la cama y le sorprendió encontrarlo vacío y frío.
Se tumbó boca abajo y sonrió adormilado. Tal vez a ella le apeteciera largarse a escondidas, pero no siempre sería así. Después de lo que habían compartido, sabía que habría un momento, quizá en un futuro muy cercano, en el que preferiría dormir y despertar en sus brazos.
Acercó la almohada a su cara y respiró hondo. El aroma de ella hizo acudir los recuerdos a su mente. Siempre se había considerado un experto en los deseos de las mujeres, pero Serena era distinta. A veces se mostraba distante y otras le arrancaba la camisa y lo tocaba de modo provocativo.
Su reacción ante ella lo había pillado por sorpresa, aunque sabía que era la mujer más sexy que había conocido. Con Serena había sentido algo diferente, una conexión que hacía que su pasión fuera aún más intensa. No era virgen, desde luego, pero nunca una noche le había parecido tan nueva y tan excitante como con ella.
-¡Oh, diablos! -exclamó.
Se colocó de espaldas y se tapó los ojos con el brazo. Lo que había empezado como un simple contrato entre amigos había dado paso a una madeja tan complicada que era imposible desliarla, una madeja formada por los sentimientos de ambos, los motivos que los juntaban y los secretos que podían separarlos.
Serena no lo amaba y eso le dolía. Por primera vez en su vida, quería que una mujer se enamorara locamente, que lo mirara como si fuera el único hombre del universo. Pero cada vez que lo miraba a los ojos, leía en ella duda y aprensión.
Maldijo su decisión de utilizar el contrato contra ella. Quizá, si se hubiera esforzado por conquistarla de otro modo, ella podría haber aceptado una cita y, cuando hubiera pasado un tiempo apropiado, habrían decidido irse a vivir juntos. El matrimonio hubiera sido la consecuencia natural de todo ello.
-Matrimonio -musitó.
Unos meses atrás, esa palabra le había dado miedo y, sin embargo, ahora le gustaba la idea. Se imaginaba casado con Serena, construyendo una vida con ella. Los sentimientos que crecían en su interior eran lo bastante fuertes como para ahogar sus dudas sobre un compromiso de por vida. Suspiró. Por primera vez desde el ultimátum de su padre, pensaba que podía tener razón. Tomarse la vida en serio podía ser algo bueno.
Oyó el timbre de la puerta y frunció el ceño. ¿Quién podía ser tan temprano? Se puso unos vaqueros y la camisa del día anterior. Mientras se vestía, vio la ropa de Serena esparcida por el suelo. Se detuvo a recoger el tanga de encaje, lo guardó en el puño y bajó corriendo las escaleras.
-Buenos días -dijo Ikuko, animosa, en cuanto le abrió la puerta.
Seiya, que esperaba encontrarse con Serena, la miró sorprendido.
-Hola. Serena se ha ido ya a trabajar.
La expresión de la mujer se hizo más seria.
-Me está evitando -declaró-. La presiono demasiado -sonrió con aire de disculpa-. A veces me dejo llevar por el entusiasmo.
Seiya cerró la puerta y se dio cuenta de que llevaba la tanga de Serena en la mano. Lo guardó rápidamente en el bolsillo de atrás y siguió a la mujer a la cocina, donde Ikuko empezó a preparar café en el acto.
-Está muy ocupada en el trabajo.
-¿Sabes si piensa seguir trabajando cuando se casen?
Seiya se encogió de hombros.
-No hemos hablado de eso.
-El matrimonio requiere una gran cantidad de tiempo y de compromiso. Mi marido y yo estamos juntos sólo por un motivo, hemos trabajado mucho nuestra relación. No me interpretes mal, el matrimonio es algo maravilloso. Es como un jardín, lleno de flores hermosas y aromas seductores pero tiene sus estaciones, sus épocas buenas y malas. Y a veces la maleza y los mosquitos lo cubren todo y ya no puedes ver la belleza. Hay que cuidar el jardín, hijo. Arrancar la maleza y fumigar contra los mosquitos. ¿Comprendes lo que digo?
Seiya frunció el ceño.
-Creo que sí.
-No quiero que me interpretes mal. Estoy segura de que les irá muy bien juntos, es sólo que a ella le ha llevado mucho tiempo llegar a este punto de su vida.
-Sólo tiene veinticinco años -repuso él-. No es una solterona.
-Gracias a ti -Ikuko le dio una palmadita en el brazo-. Le has hecho olvidar a aquel chico horrible de su pasado.
-¿Qué chico?
-No lo sé. En algún momento de sus dos primeros años en la Universidad de Tokio se enamoró, pero nunca lo trajo a casa y lo llevo muy en secreto. Creo que debió ser un amor no correspondido.
-¿Ella le habló de ese chico? -preguntó Seiya
Ikuko se ruborizó.
-No, lo leí en su diario. En Navidad lo dejó un día fuera y le eché un vistazo. Ya sé que soy una mala madre, pero me preocupaba verla tan distante y ensimismada. Creía que podía estar tomando drogas.
-¿Y qué averiguó? -preguntó Seiya con curiosidad.
-Siempre lo llamaba por sus iniciales, P.C. Pero seguro que no tienes nada que temer. Eso fue hace años y probablemente se habrá olvidado de él.
Pensar en Serena locamente enamorada de otro hombre le produjo un golpe de celos que Seiya no se molestó en ignorar.
-Tiene razón. Después de todo, ¿por qué iba a casarse conmigo si siguiera pensando en otro hombre? -se puso en pie-. Tengo que irme a trabajar. Esta mañana hay una reunión y...
Ikuko levantó una mano.
-No digas más. Yo tengo una cita con la organizadora de bodas, vamos a elegir invitaciones, pero quiero pedirte algo antes de irme -lo miró con seriedad-. Me gustaría que usaras tu influencia con Serena para que participe más activamente en los planes de su boda.
-Lo intentaré.
Seiya la acompañó a la puerta. Cuando la cerró detrás de ella, se pasó una mano por el pelo. Había estado inseguro de los sentimientos de Serena desde el comienzo, pero ahora conocía el motivo. Había perdido al hombre que amaba y ahora se había visto obligada a recurrir a él como segunda opción.
Él había vivido debajo de ella en aquella época y ni siquiera había sabido que saliera con alguien; claro que entonces estaba tan ocupado con su vida social, que no tenía tiempo de interesarse por la de Serena. Aun así, ¿cómo podía haberse perdido algo tan importante como que ella se enamorara?
Lanzó una maldición y subió las escaleras hasta su cuarto. Artemis dormía profundamente delante del armario y Seiya dobló con cuidado la ropa de Serena y la colocó al final de la cama; luego recogió su chaqueta y pantalones y vació los bolsillos.
Cerró los dedos en torno a la cajita de terciopelo. Seguramente sería una pérdida de dinero, teniendo en cuenta lo improbable que era aún todo; pero había elegido el optimismo sobre el sentido común y creía que al fin había encontrado una mujer a la que valía la pena amar.
Se sentó en la cama y se puso el anillo en el extremo del dedo índice. El diamante refulgía y parecía burlarse de su estupidez. Quizá lo mejor fuera dárselo a Serena, y descubrir qué sentía exactamente. Después de lo de la noche pasada, tenía que creer que había esperanza para ellos. ¿O había sido todo sexo y nada de amor?
Suspiró. Se había pasado la vida persiguiendo sexo sin ataduras y huyendo del amor y el compromiso. Y ahora que al fin daba un paso para iniciar una relación de verdad, le preocupaba que a la mujer en cuestión sólo le interesara su cuerpo.
Devolvió el anillo a la caja y la dejó en la mesilla de noche. Tendría que vivir el presente y, cuando llegara el momento apropiado, le daría el anillo. Pero antes procuraría estar seguro de que lo fuera a aceptar.
Se tumbó boca abajo y sonrió adormilado. Tal vez a ella le apeteciera largarse a escondidas, pero no siempre sería así. Después de lo que habían compartido, sabía que habría un momento, quizá en un futuro muy cercano, en el que preferiría dormir y despertar en sus brazos.
Acercó la almohada a su cara y respiró hondo. El aroma de ella hizo acudir los recuerdos a su mente. Siempre se había considerado un experto en los deseos de las mujeres, pero Serena era distinta. A veces se mostraba distante y otras le arrancaba la camisa y lo tocaba de modo provocativo.
Su reacción ante ella lo había pillado por sorpresa, aunque sabía que era la mujer más sexy que había conocido. Con Serena había sentido algo diferente, una conexión que hacía que su pasión fuera aún más intensa. No era virgen, desde luego, pero nunca una noche le había parecido tan nueva y tan excitante como con ella.
-¡Oh, diablos! -exclamó.
Se colocó de espaldas y se tapó los ojos con el brazo. Lo que había empezado como un simple contrato entre amigos había dado paso a una madeja tan complicada que era imposible desliarla, una madeja formada por los sentimientos de ambos, los motivos que los juntaban y los secretos que podían separarlos.
Serena no lo amaba y eso le dolía. Por primera vez en su vida, quería que una mujer se enamorara locamente, que lo mirara como si fuera el único hombre del universo. Pero cada vez que lo miraba a los ojos, leía en ella duda y aprensión.
Maldijo su decisión de utilizar el contrato contra ella. Quizá, si se hubiera esforzado por conquistarla de otro modo, ella podría haber aceptado una cita y, cuando hubiera pasado un tiempo apropiado, habrían decidido irse a vivir juntos. El matrimonio hubiera sido la consecuencia natural de todo ello.
-Matrimonio -musitó.
Unos meses atrás, esa palabra le había dado miedo y, sin embargo, ahora le gustaba la idea. Se imaginaba casado con Serena, construyendo una vida con ella. Los sentimientos que crecían en su interior eran lo bastante fuertes como para ahogar sus dudas sobre un compromiso de por vida. Suspiró. Por primera vez desde el ultimátum de su padre, pensaba que podía tener razón. Tomarse la vida en serio podía ser algo bueno.
Oyó el timbre de la puerta y frunció el ceño. ¿Quién podía ser tan temprano? Se puso unos vaqueros y la camisa del día anterior. Mientras se vestía, vio la ropa de Serena esparcida por el suelo. Se detuvo a recoger el tanga de encaje, lo guardó en el puño y bajó corriendo las escaleras.
-Buenos días -dijo Ikuko, animosa, en cuanto le abrió la puerta.
Seiya, que esperaba encontrarse con Serena, la miró sorprendido.
-Hola. Serena se ha ido ya a trabajar.
La expresión de la mujer se hizo más seria.
-Me está evitando -declaró-. La presiono demasiado -sonrió con aire de disculpa-. A veces me dejo llevar por el entusiasmo.
Seiya cerró la puerta y se dio cuenta de que llevaba la tanga de Serena en la mano. Lo guardó rápidamente en el bolsillo de atrás y siguió a la mujer a la cocina, donde Ikuko empezó a preparar café en el acto.
-Está muy ocupada en el trabajo.
-¿Sabes si piensa seguir trabajando cuando se casen?
Seiya se encogió de hombros.
-No hemos hablado de eso.
-El matrimonio requiere una gran cantidad de tiempo y de compromiso. Mi marido y yo estamos juntos sólo por un motivo, hemos trabajado mucho nuestra relación. No me interpretes mal, el matrimonio es algo maravilloso. Es como un jardín, lleno de flores hermosas y aromas seductores pero tiene sus estaciones, sus épocas buenas y malas. Y a veces la maleza y los mosquitos lo cubren todo y ya no puedes ver la belleza. Hay que cuidar el jardín, hijo. Arrancar la maleza y fumigar contra los mosquitos. ¿Comprendes lo que digo?
Seiya frunció el ceño.
-Creo que sí.
-No quiero que me interpretes mal. Estoy segura de que les irá muy bien juntos, es sólo que a ella le ha llevado mucho tiempo llegar a este punto de su vida.
-Sólo tiene veinticinco años -repuso él-. No es una solterona.
-Gracias a ti -Ikuko le dio una palmadita en el brazo-. Le has hecho olvidar a aquel chico horrible de su pasado.
-¿Qué chico?
-No lo sé. En algún momento de sus dos primeros años en la Universidad de Tokio se enamoró, pero nunca lo trajo a casa y lo llevo muy en secreto. Creo que debió ser un amor no correspondido.
-¿Ella le habló de ese chico? -preguntó Seiya
Ikuko se ruborizó.
-No, lo leí en su diario. En Navidad lo dejó un día fuera y le eché un vistazo. Ya sé que soy una mala madre, pero me preocupaba verla tan distante y ensimismada. Creía que podía estar tomando drogas.
-¿Y qué averiguó? -preguntó Seiya con curiosidad.
-Siempre lo llamaba por sus iniciales, P.C. Pero seguro que no tienes nada que temer. Eso fue hace años y probablemente se habrá olvidado de él.
Pensar en Serena locamente enamorada de otro hombre le produjo un golpe de celos que Seiya no se molestó en ignorar.
-Tiene razón. Después de todo, ¿por qué iba a casarse conmigo si siguiera pensando en otro hombre? -se puso en pie-. Tengo que irme a trabajar. Esta mañana hay una reunión y...
Ikuko levantó una mano.
-No digas más. Yo tengo una cita con la organizadora de bodas, vamos a elegir invitaciones, pero quiero pedirte algo antes de irme -lo miró con seriedad-. Me gustaría que usaras tu influencia con Serena para que participe más activamente en los planes de su boda.
-Lo intentaré.
Seiya la acompañó a la puerta. Cuando la cerró detrás de ella, se pasó una mano por el pelo. Había estado inseguro de los sentimientos de Serena desde el comienzo, pero ahora conocía el motivo. Había perdido al hombre que amaba y ahora se había visto obligada a recurrir a él como segunda opción.
Él había vivido debajo de ella en aquella época y ni siquiera había sabido que saliera con alguien; claro que entonces estaba tan ocupado con su vida social, que no tenía tiempo de interesarse por la de Serena. Aun así, ¿cómo podía haberse perdido algo tan importante como que ella se enamorara?
Lanzó una maldición y subió las escaleras hasta su cuarto. Artemis dormía profundamente delante del armario y Seiya dobló con cuidado la ropa de Serena y la colocó al final de la cama; luego recogió su chaqueta y pantalones y vació los bolsillos.
Cerró los dedos en torno a la cajita de terciopelo. Seguramente sería una pérdida de dinero, teniendo en cuenta lo improbable que era aún todo; pero había elegido el optimismo sobre el sentido común y creía que al fin había encontrado una mujer a la que valía la pena amar.
Se sentó en la cama y se puso el anillo en el extremo del dedo índice. El diamante refulgía y parecía burlarse de su estupidez. Quizá lo mejor fuera dárselo a Serena, y descubrir qué sentía exactamente. Después de lo de la noche pasada, tenía que creer que había esperanza para ellos. ¿O había sido todo sexo y nada de amor?
Suspiró. Se había pasado la vida persiguiendo sexo sin ataduras y huyendo del amor y el compromiso. Y ahora que al fin daba un paso para iniciar una relación de verdad, le preocupaba que a la mujer en cuestión sólo le interesara su cuerpo.
Devolvió el anillo a la caja y la dejó en la mesilla de noche. Tendría que vivir el presente y, cuando llegara el momento apropiado, le daría el anillo. Pero antes procuraría estar seguro de que lo fuera a aceptar.
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Cuando Serena llegó del trabajo, la casa estaba en silencio. Artemis apenas levantó la cabeza de su lugar en el sofá. La joven deseaba estar un rato a solas antes de ver a Seiya, pues no sabía bien cómo estaban las cosas entre ellos después de la noche pasada.
Había dormido muy poco, prefiriendo contemplar a Seiya a la luz nocturna que entraba por la ventana. ¿Cuántas veces había fantaseado con una situación así? Y sus fantasías siempre habían estado llenas de romanticismo, palabras elocuentes y gestos galantes, pero en la realidad había sido todo pasión... lujuria desinhibida.
Por primera vez en su vida, se había rendido por entero y dejado que un hombre la llevar a lugares a los que había tenido miedo de ir en el pasado. La mera idea de lo que habían hecho bastaba para ruborizarla. El modo en que se habían tocado y besado... No se habían dicho palabras bonitas ni declaraciones, pero habían compartido una conexión que no se podía negar.
De camino a su cuarto, se sacó el suéter por la cabeza. El día había sido agotador, sobre todo por la falta de sueño. Fue a mirar el reloj, pero no lo llevaba en la muñeca. Se lo había quitado la noche anterior en el cuarto de Seiya y había olvidado ponérselo esa mañana. Calculaba que tendría una hora o así hasta que él volviera.
-Una siesta o un baño -murmuró.
Optó por la siesta. Se quedó en ropa interior y apartó la sábana, pero cuando iba a meterse, decidió recuperar el reloj y la ropa que había dejado en el cuarto de Seiya.
Cruzó el pasillo. La cama estaba como la habían dejado, con la ropa revuelta. Imágenes de lo sucedido la noche anterior cruzaron por su mente. Subió a la cama con una sonrisa y enterró el rostro en la almohada.
Cerró los ojos y dejó vagar sus pensamientos, llenando su mente de recuerdos: la sensación de la piel de él bajo los dedos, el sonido de su voz, el olor de su pelo, húmedo en la nuca. Se colocó boca abajo con un gemido y tendió la mano para buscar su reloj en la mesilla, pero sus dedos tropezaron con una cajita.
La tomó y se incorporó sobre los codos. La abrió con curiosidad y dio un respingo. En el terciopelo negro había un diamante enorme montado en platino, el mismo anillo que ella había señalado en Bloomingdale's. Cerró la caja y volvió a dejarla en la mesilla, pero no pudo resistir la tentación de echar un segundo vistazo.
El anillo era exquisito. Aunque lo había elegido en un capricho, tenía que admitir que era el anillo más hermoso del mundo. ¿Pensaría dárselo Seiya? De no ser así, no tendría sentido que lo hubiera comprado. ¿Y qué diría ella si se lo ofrecía? Se lo colocó en el dedo. Definitivamente, no era una joya que pasara desapercibida.
-Sí, estamos comprometidos -dijo a una persona invisible-. Y éste es mi prometido -extendió la mano ante ella y suspiró.
Aun suponiendo que se lo ofreciera, no podría aceptarlo. Lo guardó en la caja y la devolvió a la mesilla. Seiya había dejado claro que, de no ser por las presiones de su padre, no habría pensado en el matrimonio. Para él era un buen negocio conseguir la compañía de su padre a cambio de una esposa, pero Serena quería ser algo más que el medio para conseguir un fin. Quería ser el premio que vale la pena ganar, no un ascenso laboral.
No podía confiar en que la amara y no podía permitirse amarlo.
-¿Por qué, entonces, seguir con esto?-murmuró al salir de la cama-. Márchate ya, antes de que sea tarde.
Fue a su cuarto, se puso los vaqueros y un jersey y bajó a la planta baja. Había llevado consigo tierra y decidió replantar sus plantas. Cuando estaba limpiando la cocina después de terminar, oyó abrirse la puerta de atrás y Artemis se incorporó y salió a recibir a Seiya. Serena se quedó un momento sin habla al verlo. Aunque iba completamente vestido, con traje y corbata, ella sólo veía al hombre con el que había hecho el amor la noche anterior.
-Hola -murmuró.
Seiya le sonrió.
-Hola -se acercó y le dio un beso en los labios-. Esta mañana te he echado de menos.
-Tenía que madrugar -mintió ella-. ¿Qué tal tu día?
-Largo. Desde que he llegado al despacho, sólo he podido pensar en volver a casa.
-¿Y eso por qué? -pregunto Serena. Sacó una botella de vino del frigorífico.
Seiya le masajeó los hombros con gentileza y le besó el cuello.
-¿Y tienes que preguntarlo?
Serena cerró los ojos para disfrutar mejor de su caricia. Sabía que, si se volvía, él estaría allí, dispuesto a darle otro beso apa¬sionado que sólo podía conducir al dormitorio y a una repetición del encuentro de la noche anterior. Pero ya se había rendido una vez al deseo y no podía permitir que volviera a ocurrir.
-¿Quieres beber algo? -se apartó unos pasos.
-¿Estás bien? -preguntó él.
Serena se sirvió un vaso de vino y tomó un trago largo.
-Sí. Estaba pensando en...
-¿Nosotros?
-No, las fiestas. No hay mucho trabajo y creo que me gustaría tomarme unos días de vacaciones por Acción de Gracias. Y quizá también en Navidad.
-Unas vacaciones estarían muy bien - dijo Seiya-. Podemos ir a algún lugar cálido. ¿Adónde te apetece ir? Hawai puede ser magnífico en esta época del año.
-Yo estaba pensando en ir sola. Creía que te gustaría tener algo de tiempo para ti.
-Serena -dijo él-. Si quisiera estar solo, no te habría pedido que te mudaras aquí. Creo que, si quieres irte de vacaciones, deberíamos ir juntos, después de las fiestas.
Ella se encogió de hombros.
-Era sólo una idea. Se me ha ocurrido que, si me iba de la ciudad, no tendría que lidiar con mi madre. Ahora que cree que estamos prometidos, querrá celebrar estas fechas a lo grande. Y tengo miedo de que intente darnos una fiesta.
Seiya suspiró y se pasó una mano por el pelo con aire distraído.
-Esperaba que invitáramos aquí a tu familia y la mía en Acción de Gracias - dijo-. Así tendrían ocasión de conocerse.
Serena lo miró de soslayo y soltó una carcajada.
-Supongo que es una broma.
-No.
-¿Tienes idea del trabajo que lleva preparar una comida así? Días de planificación, de compras y de cocinar. No sale de la cocina ya preparada y lista para servirse.
-Yo puedo ayudarte -dijo él-. Sólo creo que sería bueno reunir a nuestras familias y el día de Acción de Gracias me parece la oportunidad perfecta. Y no será para tanto. Tus padres, el mío, mi hermana, su marido y sus tres hijos... Contigo y conmigo, seremos sólo diez personas.
-¿Por qué te empeñas tanto en esto?
-Y si no quieres cocinar, podemos traer la comida hecha.
-No puedes comprar hecha la comida de Acción de Gracias. No está bien.
-¿No puedes? -preguntó Seiya. Apartó la vista.
Serena lo miró largo rato y sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué has hecho? -preguntó.
-Tu madre llamó a mi padre para invitar a nuestra familia a su casa, pero mi padre quería que fuéramos todos a la suya y ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder, así que yo he invitado a tu familia y a la mía a venir aquí, a nuestra casa.
Serena soltó un gemido.
-No, no, no, no. No puedes hacer eso. Creí que habías aprendido la lección cuando invitaste a mi madre y a la organizadora de bodas.
-Yo no la invité, se invitó sola. Vamos, Serena. Todo esto forma parte del conocerse mejor, ¿no crees? Tenemos que ver cómo lidiamos con situaciones de presión y estas fechas lo son.
-Estoy segura de que tendremos estrés suficiente la próxima hora, mientras discutimos por qué los prometidos o los maridos o los amigos invitan a diez personas a comer en la casa de los dos sin comentarlo antes con el otro.
-¿Es imprescindible que tengamos una discusión? ¿No puedes simplemente gritarme un poco y luego nos besamos y hacemos las paces?
-No intentes seducirme, amiguito -le advirtió ella-. No dará resultado.
-Anoche sí funcionó -Seiya la abrazó por la cintura-. Adelante. Grítame. Estoy preparado.
Serena suspiró. ¿Por qué se molestaba en intentar combatir aquello? Estaba perdida antes de empezar. Sólo tenía que tocarla y su enfado se evaporaba. Su única defensa era mantener las distancias, alejarse de sus manos y sus labios.
-Si vamos a hacer aquí la comida de Acción de Gracias, tengo mucho trabajo - dijo . No tienes cazuelas, sartenes, vajilla, cristalería ni manteles y servilletas. Ni siquiera tienes una mesa de comedor decente. ¿Dónde vamos a dar de comer a toda esa gente?
-Podemos hacer un bufé.
Serena imaginó a diez personas de pie en la cocina con platos y tenedores de plástico y se echó a reír. Si quería probarle a Seiya lo malísima esposa que sería, tenía la oportunidad perfecta el día de Acción de Gracias.
¿Pero estaba dispuesta a renunciar a él? ¿O en el fondo de su corazón creía todavía que era, y sería siempre, el hombre perfecto para ella?
la pasión crecio entre Serena y Seiya y por fin estuvieron juntos!!! Si quieren que les envie el lemon, avisenme y se los enviare por MP.
Seiya esta enamorado de ella y ella? aceptara estar con él o lo sacara de su vida? ya lo sabremos más adelante!!!
Me despido por ahora esperando que les haya gustado el capitulo de hoy, como siempre, les pido que no olviden dejar sus comentarios, dudas, quejas o lo que quieran. Muchos saludos para todos y nos vemos en el proximo capitulo!!!
XOXO
Serenity
P.d. No se olviden de leer Más Allá de las Estrellas, El Deseo de la Luna y Sin Ti. Hoy actualizo este ultimo, asi que no se lo pierdan!!!
Había dormido muy poco, prefiriendo contemplar a Seiya a la luz nocturna que entraba por la ventana. ¿Cuántas veces había fantaseado con una situación así? Y sus fantasías siempre habían estado llenas de romanticismo, palabras elocuentes y gestos galantes, pero en la realidad había sido todo pasión... lujuria desinhibida.
Por primera vez en su vida, se había rendido por entero y dejado que un hombre la llevar a lugares a los que había tenido miedo de ir en el pasado. La mera idea de lo que habían hecho bastaba para ruborizarla. El modo en que se habían tocado y besado... No se habían dicho palabras bonitas ni declaraciones, pero habían compartido una conexión que no se podía negar.
De camino a su cuarto, se sacó el suéter por la cabeza. El día había sido agotador, sobre todo por la falta de sueño. Fue a mirar el reloj, pero no lo llevaba en la muñeca. Se lo había quitado la noche anterior en el cuarto de Seiya y había olvidado ponérselo esa mañana. Calculaba que tendría una hora o así hasta que él volviera.
-Una siesta o un baño -murmuró.
Optó por la siesta. Se quedó en ropa interior y apartó la sábana, pero cuando iba a meterse, decidió recuperar el reloj y la ropa que había dejado en el cuarto de Seiya.
Cruzó el pasillo. La cama estaba como la habían dejado, con la ropa revuelta. Imágenes de lo sucedido la noche anterior cruzaron por su mente. Subió a la cama con una sonrisa y enterró el rostro en la almohada.
Cerró los ojos y dejó vagar sus pensamientos, llenando su mente de recuerdos: la sensación de la piel de él bajo los dedos, el sonido de su voz, el olor de su pelo, húmedo en la nuca. Se colocó boca abajo con un gemido y tendió la mano para buscar su reloj en la mesilla, pero sus dedos tropezaron con una cajita.
La tomó y se incorporó sobre los codos. La abrió con curiosidad y dio un respingo. En el terciopelo negro había un diamante enorme montado en platino, el mismo anillo que ella había señalado en Bloomingdale's. Cerró la caja y volvió a dejarla en la mesilla, pero no pudo resistir la tentación de echar un segundo vistazo.
El anillo era exquisito. Aunque lo había elegido en un capricho, tenía que admitir que era el anillo más hermoso del mundo. ¿Pensaría dárselo Seiya? De no ser así, no tendría sentido que lo hubiera comprado. ¿Y qué diría ella si se lo ofrecía? Se lo colocó en el dedo. Definitivamente, no era una joya que pasara desapercibida.
-Sí, estamos comprometidos -dijo a una persona invisible-. Y éste es mi prometido -extendió la mano ante ella y suspiró.
Aun suponiendo que se lo ofreciera, no podría aceptarlo. Lo guardó en la caja y la devolvió a la mesilla. Seiya había dejado claro que, de no ser por las presiones de su padre, no habría pensado en el matrimonio. Para él era un buen negocio conseguir la compañía de su padre a cambio de una esposa, pero Serena quería ser algo más que el medio para conseguir un fin. Quería ser el premio que vale la pena ganar, no un ascenso laboral.
No podía confiar en que la amara y no podía permitirse amarlo.
-¿Por qué, entonces, seguir con esto?-murmuró al salir de la cama-. Márchate ya, antes de que sea tarde.
Fue a su cuarto, se puso los vaqueros y un jersey y bajó a la planta baja. Había llevado consigo tierra y decidió replantar sus plantas. Cuando estaba limpiando la cocina después de terminar, oyó abrirse la puerta de atrás y Artemis se incorporó y salió a recibir a Seiya. Serena se quedó un momento sin habla al verlo. Aunque iba completamente vestido, con traje y corbata, ella sólo veía al hombre con el que había hecho el amor la noche anterior.
-Hola -murmuró.
Seiya le sonrió.
-Hola -se acercó y le dio un beso en los labios-. Esta mañana te he echado de menos.
-Tenía que madrugar -mintió ella-. ¿Qué tal tu día?
-Largo. Desde que he llegado al despacho, sólo he podido pensar en volver a casa.
-¿Y eso por qué? -pregunto Serena. Sacó una botella de vino del frigorífico.
Seiya le masajeó los hombros con gentileza y le besó el cuello.
-¿Y tienes que preguntarlo?
Serena cerró los ojos para disfrutar mejor de su caricia. Sabía que, si se volvía, él estaría allí, dispuesto a darle otro beso apa¬sionado que sólo podía conducir al dormitorio y a una repetición del encuentro de la noche anterior. Pero ya se había rendido una vez al deseo y no podía permitir que volviera a ocurrir.
-¿Quieres beber algo? -se apartó unos pasos.
-¿Estás bien? -preguntó él.
Serena se sirvió un vaso de vino y tomó un trago largo.
-Sí. Estaba pensando en...
-¿Nosotros?
-No, las fiestas. No hay mucho trabajo y creo que me gustaría tomarme unos días de vacaciones por Acción de Gracias. Y quizá también en Navidad.
-Unas vacaciones estarían muy bien - dijo Seiya-. Podemos ir a algún lugar cálido. ¿Adónde te apetece ir? Hawai puede ser magnífico en esta época del año.
-Yo estaba pensando en ir sola. Creía que te gustaría tener algo de tiempo para ti.
-Serena -dijo él-. Si quisiera estar solo, no te habría pedido que te mudaras aquí. Creo que, si quieres irte de vacaciones, deberíamos ir juntos, después de las fiestas.
Ella se encogió de hombros.
-Era sólo una idea. Se me ha ocurrido que, si me iba de la ciudad, no tendría que lidiar con mi madre. Ahora que cree que estamos prometidos, querrá celebrar estas fechas a lo grande. Y tengo miedo de que intente darnos una fiesta.
Seiya suspiró y se pasó una mano por el pelo con aire distraído.
-Esperaba que invitáramos aquí a tu familia y la mía en Acción de Gracias - dijo-. Así tendrían ocasión de conocerse.
Serena lo miró de soslayo y soltó una carcajada.
-Supongo que es una broma.
-No.
-¿Tienes idea del trabajo que lleva preparar una comida así? Días de planificación, de compras y de cocinar. No sale de la cocina ya preparada y lista para servirse.
-Yo puedo ayudarte -dijo él-. Sólo creo que sería bueno reunir a nuestras familias y el día de Acción de Gracias me parece la oportunidad perfecta. Y no será para tanto. Tus padres, el mío, mi hermana, su marido y sus tres hijos... Contigo y conmigo, seremos sólo diez personas.
-¿Por qué te empeñas tanto en esto?
-Y si no quieres cocinar, podemos traer la comida hecha.
-No puedes comprar hecha la comida de Acción de Gracias. No está bien.
-¿No puedes? -preguntó Seiya. Apartó la vista.
Serena lo miró largo rato y sintió un nudo en el estómago.
-¿Qué has hecho? -preguntó.
-Tu madre llamó a mi padre para invitar a nuestra familia a su casa, pero mi padre quería que fuéramos todos a la suya y ninguno de los dos parecía dispuesto a ceder, así que yo he invitado a tu familia y a la mía a venir aquí, a nuestra casa.
Serena soltó un gemido.
-No, no, no, no. No puedes hacer eso. Creí que habías aprendido la lección cuando invitaste a mi madre y a la organizadora de bodas.
-Yo no la invité, se invitó sola. Vamos, Serena. Todo esto forma parte del conocerse mejor, ¿no crees? Tenemos que ver cómo lidiamos con situaciones de presión y estas fechas lo son.
-Estoy segura de que tendremos estrés suficiente la próxima hora, mientras discutimos por qué los prometidos o los maridos o los amigos invitan a diez personas a comer en la casa de los dos sin comentarlo antes con el otro.
-¿Es imprescindible que tengamos una discusión? ¿No puedes simplemente gritarme un poco y luego nos besamos y hacemos las paces?
-No intentes seducirme, amiguito -le advirtió ella-. No dará resultado.
-Anoche sí funcionó -Seiya la abrazó por la cintura-. Adelante. Grítame. Estoy preparado.
Serena suspiró. ¿Por qué se molestaba en intentar combatir aquello? Estaba perdida antes de empezar. Sólo tenía que tocarla y su enfado se evaporaba. Su única defensa era mantener las distancias, alejarse de sus manos y sus labios.
-Si vamos a hacer aquí la comida de Acción de Gracias, tengo mucho trabajo - dijo . No tienes cazuelas, sartenes, vajilla, cristalería ni manteles y servilletas. Ni siquiera tienes una mesa de comedor decente. ¿Dónde vamos a dar de comer a toda esa gente?
-Podemos hacer un bufé.
Serena imaginó a diez personas de pie en la cocina con platos y tenedores de plástico y se echó a reír. Si quería probarle a Seiya lo malísima esposa que sería, tenía la oportunidad perfecta el día de Acción de Gracias.
¿Pero estaba dispuesta a renunciar a él? ¿O en el fondo de su corazón creía todavía que era, y sería siempre, el hombre perfecto para ella?
la pasión crecio entre Serena y Seiya y por fin estuvieron juntos!!! Si quieren que les envie el lemon, avisenme y se los enviare por MP.
Seiya esta enamorado de ella y ella? aceptara estar con él o lo sacara de su vida? ya lo sabremos más adelante!!!
Me despido por ahora esperando que les haya gustado el capitulo de hoy, como siempre, les pido que no olviden dejar sus comentarios, dudas, quejas o lo que quieran. Muchos saludos para todos y nos vemos en el proximo capitulo!!!
XOXO
Serenity
P.d. No se olviden de leer Más Allá de las Estrellas, El Deseo de la Luna y Sin Ti. Hoy actualizo este ultimo, asi que no se lo pierdan!!!
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
ahhhh que buen capitulo es magnifico, mucha mucha quimica entre esos dos no crees? pasion mata escrupulos jajaja y con un hombre asi como no caer, que pasara el dia de accion de gracias ya quiero saber cuando se conozcan sus padres
HIKARIADI- Sailor Outer Scout
- Mensajes : 479
Edad : 37
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
hola!!!
me encanto tu actualización, y si era lo q me imagine, pobres plantas espero q se recuperen, además d q serena por fin acepto q le gusta seiya, y el es un amor, aun q hay muchas dudas, no pense q si hubieras escrito el lemon...
esperare anciosa tu actualización, quiero saber q pasa en la cena con sus padres...
cudate mucho, bss, bye...
me encanto tu actualización, y si era lo q me imagine, pobres plantas espero q se recuperen, además d q serena por fin acepto q le gusta seiya, y el es un amor, aun q hay muchas dudas, no pense q si hubieras escrito el lemon...
esperare anciosa tu actualización, quiero saber q pasa en la cena con sus padres...
cudate mucho, bss, bye...
Seiya_Serena- Sailor Inner Scout
- Mensajes : 131
Edad : 34
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
quiero el capitulo sin censura jejejejejejeje muy bueno el capi gracias.
estan perfecto seiya...... suspiro por el
estan perfecto seiya...... suspiro por el
Seiya-Moon- Neo Reina Serena
- Mensajes : 3260
Edad : 41
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Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
iwal kiero este cap sin censura jajajajaja
saludos amigi y te kedo fantastico
me facino
besos y abrazos
saludos amigi y te kedo fantastico
me facino
besos y abrazos
BOGITA- Sailor Outer Scout
- Mensajes : 473
Edad : 38
Sexo :
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
primero q nada aunque me puse al dia "antier" hoy te digo
me parece increible como se van dando las cosas me encanta q sea desde diferentes puntos de vista no solo de ella o solo de él, aunq yo en su lugar tambien hubiera firmado el contrato, y si llegaba hubiera aceptado pero antes unas citas, como la obligo la vida a q se dieran las cosas asi pero me encanta como poco a poco se fue dando cuenta seiya de lo q sentia ahora lo q queda es q diga la verdad antes de q serena se arrepienta de lo q siente ya q ella no se a dado cuenta de lo q seiya siente en verdad? auque ni el lo sabia bien, ahora en lo q paro un accidente con las plantas anotame para saber q paso en los ******** como serena no se dejo envolver ahi en la cocina, q no le estaba dando él la pauta de q realmente le interesa q funcione si quiere reunir a la familia aunq talvez con serena debe ser mas directo.... a no si dijo nosotros, vacaciones juntos, q peligroso
por otro lado no seas tontito seiya PC eres TU! definitavente tal para cual (en esta historia) despistados!! vamos serena ya no pelees con lo q sientes en realidad, el presente siempre se debe disfrutar al maximo! me super encanta tu historia
ya tienes una fan!!
me parece increible como se van dando las cosas me encanta q sea desde diferentes puntos de vista no solo de ella o solo de él, aunq yo en su lugar tambien hubiera firmado el contrato, y si llegaba hubiera aceptado pero antes unas citas, como la obligo la vida a q se dieran las cosas asi pero me encanta como poco a poco se fue dando cuenta seiya de lo q sentia ahora lo q queda es q diga la verdad antes de q serena se arrepienta de lo q siente ya q ella no se a dado cuenta de lo q seiya siente en verdad? auque ni el lo sabia bien, ahora en lo q paro un accidente con las plantas anotame para saber q paso en los ******** como serena no se dejo envolver ahi en la cocina, q no le estaba dando él la pauta de q realmente le interesa q funcione si quiere reunir a la familia aunq talvez con serena debe ser mas directo.... a no si dijo nosotros, vacaciones juntos, q peligroso
por otro lado no seas tontito seiya PC eres TU! definitavente tal para cual (en esta historia) despistados!! vamos serena ya no pelees con lo q sientes en realidad, el presente siempre se debe disfrutar al maximo! me super encanta tu historia
ya tienes una fan!!
stgrani- Reina Serenity
- Mensajes : 1790
Edad : 42
Sexo :
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
bueno me gustaron los dos capitulos bueno el anterior ya lo habia leido pero bueno ya vez como ya estoy en trabajos finales se me complica un poco o valla los dos me gustaron mucho haber quien puede mas y luego las familias reunidas jejeje creo yo que por un lado sera divertido ya quiero ver eso haber que tal las dos familias y sobre el lemon jejeje si lo quiero tambien haber si me lo mandas tengo un tanto de curiosidad.
cuidate mucho y actualiza pronto
cuidate mucho y actualiza pronto
ala210- Princesa Fireball
- Mensajes : 1037
Edad : 35
Sexo :
Re: Legalmente Suya [S/S] UA - Terminado
Esta super padre sigue asi amiga encribes de maravilla, lo digo y lo seguire diciendo yo amo a seiya es un hombre tan lindo y tan huapo me enamore de una caricatura. Serena aceptalo amas a mi seiya no seas tan tonta el tambien te ama.
Betty Moon- Scout Aprendiz
- Mensajes : 21
Edad : 39
Sexo :
Página 3 de 12. • 1, 2, 3, 4 ... 10, 11, 12
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