EL JEFE Y YO [S/D] Angst y WAFF COMPLETADO

chicas aqui esta el ultimo capitulo de la historia que bueno que les haya justado la historia y espero que le guste la nueva historia que estoy empezando a escribir y las espero haya y gracias por todos sus comentarios y que siguieron la historia nos vemos de su amiga serenity23

-¿Has roto aguas? –Darien la sujeto en brazos-. No te procupes. Te llevare al helicóptero. Estaremos de vuelta en Tokio en menos que canta un gallo.
-¡No! ¡Bajame! –Serena se resistio, haciendo que la bajara-. ¡Ahhhh! –Serena le agarro los brazos y grito al intensificarse el dolor de su espalda y extenderse por toda la cintura hasta su vientre, para luego aliviarse-. No voy a ir a ninguna parte.
-serena, tenemos que irnos –por primera vez a ojos de Serena, Darien no tenia el control de la situación. Su grito de dolor habia impreso en sus ojos una mirada de terror.
-He esperado toda mi vida para llegar aquí. No me voy a marchar ahora.
-Ya puede ir trayendo a mi nieta de vuelta a la casa, joven –Selene avanzo hacia ellos con expresión protectora en el rostro.
-¡Nana! Es demasiado pronto. ¿Y si algo va mal?
-Precisamente por eso –intervino Darien-. Mira, podemos estar en el hospital en Tokio en media hora –Darien apoyo las manos en las caderas de Serena y la miro directamente a los ojos-. Por favor, Serena.
Deja que te lleve.
-No tienes por que asustarte, cariño –dijo Nana-. Aquí han nacido muchos bebes –luego dirigio una severa mirada a Darien-. Traela a casa y haz algo util.
Llama al doctor de mi parte.
-Se viene conmigo a Tokio –Darien miro alternativamente a una y otra mujer. Estaban hablando de su bebe, ¿y aquella mujer, bueno, la abuela de Serena, esperaba que dejara que Serena tuviera el bebe alli?
Estaban locas.
-Ya viene otra vez –Serena volvio a aferrarse a los brazos de Darien, respirando profundamente durante la contracción.
-No tiene mucho tiempo, señor Chiba. Las mujeres de nuestra familia son bien rapidas pariendo.
En vista de su testimonio y la rapidez con la que Serena se habia puesto de parto, Darien ya no tenia mas que decir. Volvio a levantar a Serena en sus brazos y siguió a su abuela.
Media hora después, volvia de la playa tras decirle al piloto que aterrizara en la zona verde mas cercana hasta que lo llamara para llevar a Serena y al niño de vuelta a Tokio. Entro en la habitación de Serena.
-¿Dónde esta el maldito doctor? Lo llame hace siglos.
-No ha sido hace tanto –respondio Serena, con el pelo pegado a la cara por la sudoración-. Ya viene otra. ¡Ahhhh!
-Ven y frotale la espalda asi –Nana agarro la mano de Darien y la presiono contra la espalda de Serena-. No, asi no, muchacho. Eso no la aliviara. Firme, asi.
Por fin parecia estar haciendo algo bien. Serena estaba sentada en una silla de madera, dandole la espalda, con las piernas a los lados y los brazos apoyados en el respaldo. Podia sentir cuando su cuerpo se tensaba con cada espasmo. Y el era el responsable de lo que estaba pasando en esos momentos, y se sentia impotente. Tenia que haberla cuidado mucho mas, penso. Tenia que haber escuchado su voz interior cuando le insistia en que diera amor.
Darien estaba en la aduana del aeropuerto de Tokio, cuando le llego un mensaje de Artemis del dia anterior, cuando habia descubierto que Serena habia huido desde la consulta del tocologo. No habia tenido tiempo ni de enfadarse. Solo estaba asustado. Tenia miedo de que le ocurriera algo a Serena. Oyo la voz de otro hombre en un segundo plano. Por fin, el medico. Darien se aparto para dejar que se presentara a Serena.
-¿Cómo van los dolores?
-Fatal –respondio Serena con una debil sonrisa antes de cerrar los ojos ante otra contracción.
-Creo que ha llegado el momento de ponerte en la cama para examinarte.
Darien y Selene ayudaron a tumbar a Serena en la cama, mientras el medico desaparecia para lavarse las manos y ponerse los guantes. Una vez de vuelta, examino a Serena y, con una sonrisa, dijo:
-Estas lista.
-¡Darien! –grito. En menos de un segundo, Darien estaba a su lado, y ella le agarro la mano tan fuerte, que se le entumecio. Pero eso era lo de menos, comparado con el milagro del nacimiento de su hija.
No podia decir si habian sido minutos u horas, pero la sensación al ver salir a su hija del cuerpo de Serena batia toda la descripción. El doctor puso el bebe sobre el vientre de Serena, y Darien se acerco enseguida para acariciarlo. ¡Su hija! Un regalo de la vida que nunca penso que podia tener. Serena derramo unas lagrimas al mirar a su hija, pero evito tocarlo. Volteo la cara, pegando las mejilla al monton de almohadas apiladas tras ella, y cerro los ojos.
-Miralo, Serena. Es perfecto. Tenemos una niña –dijo con voz emocionada.
-No, llevatelo –su voz temblaba.
-¿Qué? -¿la habia oido correctamente?
-Llevatelo. Es tuyo. Ya tienes lo que querias. Llevatelo y vete –dijo en un aspero susurro-. Llevatelo antes de que no pueda soportar dejar que te lo lleves.
El medico y la abuela de Serena se miraron con preocupación.
-Pero bueno, niña. Esa no es forma de hablar –le regaño su abuela con gentileza-. Miralo. Es preciosa.
-No la quiero. Por favor, llevaoslo –alzo la voz, y el doctor envolvio a la niña en una mantita, dirigiendole a Darien una mirada confundida. Darien asintio en respuesta.
-Saquelo de la habitación. Tenemos que hablar.
El cuerpo de Serena tiritaba, y el medico la cubrio con mantas tras darle al bebe a Nana.
-No dejes que se enfrie. Esta en estado de shock.
Estaremos junto a la puerta.
Cuando cerraron la puerta a sus espaldas, Darien se sento con cuidado en la cama. Serena seguia con la cara contra las almohadas.
-¿Por qué no te lo llevas y te marchas? –su voz, ahogada por las almohadas, le llego al alma.
-No me puedo ir sin ti.
-No me necesitas. Ahora ya tienes a ella. Es lo que querias, ¿no?
-¿De verdad pensabas que iba a agarrar al bebe, darte un cheque y marcharme? ¿Qué clase de hombre crees que soy? No se trata del bebe, Serena. Te quiero a ti, y no me voy a ir de aquí sin ti.
Ella se volvio para mirarlo con una mueca.
-¡No! No puedes hacerme esto. No puedes pedirme mas. He hecho todo lo que me has pedido hasta ahora. Vete y dejame.
-Serena, no lo puedes abandonar de esta manera. No te hagas esto a ti misma. No se lo hagas nuestro bebe
-He leido el informe sobre tu madre. Me lo mandaron por fax a los Estados Unidos. ¿No te has preguntado si murio de esa forma por que no podia soportar estar sin ti? ¿No has aprendido nada de su muerte? ¿No te das cuenta? Estas haciendo lo mismo que ella, solo que era demasiado joven y estaba demasiado sola para saber que no tenia por que ser asi. Date una oportunidad, dale a tu hija una oportunidad.
-Como te atreves a decir eso. No tuvo eleccion. Yo he elegido –susurro, palideciendo-. Me compadezco de la mujer de la que te enamores, Darien Chiba, espero que nunca sepa lo cruel y mezquino que eres –apenas pudo distinguir sus palabras en medio de su llorera.
-Entonces compadecete a ti misma –replico, tomandole una mano.
-¡No, no me mientas!
-Lo digo en serio Serena. Te quiero –le retiro el pelo humedo de la cara-. He sido un tonto. No te conte lo de la investigación por que no queria que tuvieras una excusa para irte. Queria ser el hombre en tu vida, aunque trate de convercerme de lo contrario y te trate injustamente. ¿Podras perdonarme algun dia? ¿Podras amarme?
-¿Amarte? Siempre te he amado, Darien Chiba.
Trabajar contigo y luego vivir contigo y saber que eras inalcanzable me estaba matando. Me sentia sola, tan poco deseada y querida. La noche en que hicimos el amor, lo estaba deseando tanto. Hacer el amor contigo me permitio imaginarme que tambien me deseabas.
-Serena, no hacia falta que te lo imaginaras. Te deseaba mas de lo que he deseado a ninguna otra persona en mi vida. Eras tan real, tan generosa, tan hermosa.
-Ya no hay nada imposible para nosotros. Te quiero, Serena Tsukino. ¿Quieres casarte conmigo?
-No hace falta que te cases conmigo. ¿Qué diria tu padre? ¿Y tus hermanos?
-Me diran que soy un tonto por no haberme casado contigo antes de que nuestro hijo viniera al mundo. De hecho apenas, me hablan por lo molestos que estan con mi comportamiento. Entonces, ¿tienes una contestación a mi pregunta, mi hermosa Serena?
-Nada me haria feliz.
-¿Quieres presentarme otra vez a tu hija? –Darien hizo un gesto con la cabeza, señalando la puerta a traves de la cual se oian los llantos del recien nacido-. Algo me dice que esta deseando conocer a su mama.
-¡Por favor! Traemela.
Darien se levanto de la cama y abrio la puerta.
Tendio los brazos para sostener a su bebe, lleno de alegria por tener a su adorable retoño en su brazos. Con cuidado, se lo dio a Serena, y observo emocionado como le quitaba la mantita para mirar sus largos deditos y perfectas uñitas antes de achucharlo para darle un beso en la carita.
-Es perfecta, ¿verdad? –dijo con voz maravillada.
-Si, y tu tambien. Gracias por el regalo.
-Mi pobre bebe necesitaba un nombre –dijo, mirandole con una sonrisa.
-Que te parece Mina, por su tita.
-Mina –Serena probo a ver como sonaba el nombre-. Gracias. A Mina le habria encantado.

FIN