Dibujo NaViDeÑo!!!"Haruka Noel" XD...XD...

Ten'ou Haruka <harukatenoh@mailcity.com>

"¡Jou, jou, jou, Feliz Navidad!" reía el orondo Papá Noel.
Se miró delante del espejo haciendo una mueca burlona y luego frunció el ceño. Se palpó los michelines de la barriga y luego se atusó la barba. Se estremeció ligeramente al notar unas manos femeninas rodeando su talle, intentando abarcarlo, pero sin conseguirlo. Unos labios le besaron en la mejilla y Papá Noel, sonriendo, contempló la sensual figura que tenía justo detrás, reflejada en el espejo.
"¿Tú crées que debería seguir adelante con esto? No sabes lo molesta que es esta ropa."
La joven que abrazaba a Papá Noel se puso delante de él, jugueteando con la barba y guiñándole un ojo.
"Claaaaro... además, no te preocupes por la ropa, no te molestará tanto cuando te la quite esta noche." susurró la joven, haciendo que tras el mostacho y la barba de Papá Noel apareciera un leve color carmesí.
Papá Noel tosió tapándose con el puño.
"No bromees, Michiru. Es que no sé por qué me dejé convencer para ir al colegio de Hotaru a hacer una estúpida representación." se quejó el barrigudo.
"Pues a mí me parece que estás la mar de sexy vestida de rojo, Haruka Noel" se mofó Michiru.
Haruka volvió a sonrojarse e intentó besar a Michiru, que, juguetona, tiró de la barba hasta dejar la cara de Haruka al descubierto. Entonces la besó apasionadamente.
"Vamos, será divertido. Además, a Hotaru le hará mucha ilusión" dijo Michiru. "Por otro lado" susurró en tono más sensual. "Nunca he salido con un barrigón barbudo... será interesante ver cómo pierdes esos michelines esta noche." le guiñó un ojo dando unas palmaditas en el orondo estómago.
Haruka volvió a sonrojarse y se enojó consigo misma. ¿Cómo podía Michiru ser capaz de hacerla sonrojarse con tanta frecuencia? Volvió a poner la barba en su sitio y consultó el reloj.
"Tendríamos que salir ya si no queremos llegar tarde al colegio de Hotaru", dijo. "Espero que Setsuna ya la haya llevado allí".
"Sí, me dijo que dejaría a Hotaru en el gimnasio del colegio y que nos esperaría en la puerta." respondió Michiru cogiendo el bolso.
Bajaron al garaje y, con gran esfuerzo por culpa de la enorme barrigota, Haruka se puso al volante. Michiru había insinuado que ella podía encargarse de llevar el "trineo de Papá Noel" pero Haruka se negó en redondo. Llegaron al colegio en tiempo récord.
La policía no se atrevió a multar a un Papá Noel que iba en un coche deportivo amarillo a toda velocidad por la carretera. Al fin y al cabo en fechas navideñas... era normal que Papá Noel tuviera prisa, con todo el trabajo que se le avecinaba. Setsuna las estaba esperando en la puerta.
"Llegáis tarde" las amonestó.
"Ha sido culpa de Michiru, que no me dejaba vestirme tranquila" se quejó Papá Noel.
"No me déis detalles" contestó Setsuna sonrojándose levemente.
Michiru se echó a reir y tiró de la manga de Setsuna, apremiándole a entrar en el gimnasio para unirse a los demás padres. La sala estaba llena de niños, padres y profesores. Estaban tomando refrescos y patatas fritas y esperaban la llegada de Papá Noel.
Cuando, en la reunión previa a la fiesta, se comentó la idea de traer un Papá Noel para que repartiese los regalos de los niños, Michiru levantó la mano inmediatamente, alegando que Haruka estaría más que dispuesta a encargarse de eso, pues le encantaban los niños. Haruka le dirigió una gélida mirada, pero, al ver la implorante mirada de la profesora de Hotaru, y la mirada "te-recompensaré-bien" de Michiru, se sintió incapaz de negarse.
Michiru sonrió satisfecha al ver todos aquellos rostros felices esperanzados con la llegada de Papá Noel. Le gustaba ver sonreir a Hotaru, ahora que no había enemigos contra los que luchar y Guerrero Saturno ya no era necesaria. Sintió una mano en su hombro y, levantando la vista, vio que Setsuna la miraba orgullosa.
"Estamos haciéndolo bien, ¿no te parece?" le susurró.
Michiru asintió. Hotaru superaba de forma satisfactoria la pérdida de sus padres y se había acomodado a tener tres "padres" criándola y protegiéndola. Michiru le enseñaba a tocar el violín, Setsuna le enseñaba a estudiar y Haruka le enseñaba a pasárselo bien. Las tres habían jurado criarla hasta que, llegado el momento, Hotaru decidiera asumir su destino como Guerrero de la Destrucción pero ninguna de las tres había contado con la posibilidad de encariñarse con la niña tanto que no deseasen que llegara el momento de separarse de ella.
Michiru, la más maternal de las tres, se sentía especialmente encantada con la pequeña Hotaru, que aprendía de forma magistral todo lo que ella le enseñaba sobre el arte. Hotaru tenía un don para la música y el arte en su máxima expresión.
De repente se oyó un "¡Jou, jou, jou!" y Haruka hizo acto de aparición en el gimnasio.
Los niños aplaudieron ilusionados y se abalanzaron sobre ella, que, cargada con el saco de regalos, estuvo a punto de caer al suelo. Setsuna se echó a reir a carcajadas al ver la escena y Michiru, poco acostumbrada a escuchar a Setsuna reir, o mostrar emociones humanas, la miró perpleja. "Haruka Noel" hizo que los niños se pusieran en fila y, uno a uno, les fue dando los regalos mientras hablaba con ellos. Michiru sonrió enternecida.
Le encantaba el lado sensible de Haruka. Había tardado en descubrirlo pero mereció la pena.
Poco a poco, la carcasa de Haruka se había ido deshaciendo y había dejado un huequecito para que pudieran entrar Hotaru, Setsuna y ella, sobre todo ella. Había descubierto a una Haruka totalmente diferente a la que veía el resto del mundo. Apasionada, sensible, inteligente, decidida, valiente, dulce, tierna... Haruka era un torbellino de sensaciones que no dejaba nunca de sorprenderla. Aquella persona tan dura era capaz de tener los detalles más increíbles con ella. Y la adoraba por ello. Algún día tendría que mostrarle a Haruka cuánto.
Hotaru dio saltos de alegría y se lanzó a los brazos de Papá Noel cuando le llegó el turno.
"¡Jou, jou, jou! ¿Has sido buena durante este año, pequeña?" preguntó Haruka a Hotaru.
"Sí, Papá Noel, este año me he portado muy bien" contestó la pequeña dándole un abrazo. Aprovechándose de la situación le susurró al oído. "Haruka-papa... no sabía que hubieras engordado tanto" se echó a reir.
Haruka se sonrojó.
*No, si se parece a Michiru-mama* pensó y dejó a la niña en el suelo.
"Vigila lo que dices, pequeña, o le diré a tus padres que no te dejen ver la televisión hasta tan tarde".
"Seré buena, Papá Noel, ¡lo juro!" exclamó Hotaru echándose a reir.
Setsuna se desternilló de risa, provocando que Michiru le diera un codazo y le susurrara que se comportase. Setsuna se secó las lágrimas con un pañuelo y se fue a la mesa a coger un refresco, comentando que hacía siglos que no se divertía tanto. Papá Noel se puso en pie y anunció que tenía que ir a visitar otros colegios para repartir más regalos. Los niños se sintieron apenados y vieron cómo Papá Noel les dedicaba otro "¡Jou, jou, jou!" y salía por la puerta del gimnasio.

Al cabo de diez minutos Haruka, con traje, corbata y diez kilos menos, entró al gimnasio y se unió a Michiru, que le ofreció un refresco.
"Gracias, cariño... la verdad es que ese traje rojo me ha hecho pasar una calor infernal" se quejó haciendo una mueca.
"Venga, si en el fondo te ha encantado" se mofó Michiru, abrazándola. "Por cierto, espero que me hagas el numerito de Haruka Noel en Nochebuena..." ronronéo al oído de la rubia, que, pillada con la guardia baja, volvió a sonrojarse.
Haruka tosió y le guiñó un ojo a Michiru.
"Quizás... ¿Te has portado bien este año?" susurró mirando de reojo a Setsuna y dándose cuenta de que ésta la miraba con expresión divertida y sin poder aguantar la risa. Michiru se puso de puntillas y besó a Haruka en la mejilla.
"¿Tú qué crées?"
"Pues que no sé si tú habrás sido buena este año... pero Papá Noel cree que YO SÍ lo he sido y me ha dicho que esta noche voy a obtener mi regalito" respondió dando un trago al refresco y acudiendo al lado de Hotaru, que le enseñó el regalo que "Papá Noel" le había dado.
Michiru se quedó con una fina capa de carmín coloreando sus mejillas.

Ten'ou Haruka <harukatenoh@mailcity.com>

"Aún no me explico cómo me he podido dejar convencer para hacer esto", refunfuñó un orondo Papá Noel mientras se atusaba la enorme barba y se miraba en el espejo.
"Porque eres fácilmente manipulable", sonó una dulce voz femenina detrás de él.
El gordinflón vestido de rojo se echó a reir con sarcasmo.
Michiru se encontraba apoyada contra el marco de la puerta de la habitación. Tenía los brazos cruzados delante del pecho. Una pícara sonrisa y una chispa en los ojos iluminaban su rostro. Hacía casi una hora que se encontraba apostada a la puerta, viendo cómo Haruka accedía a disfrazarse de Papá Noel por segundo año consecutivo. Esta vez no iban a ninguna fiesta de colegio sino a casa de Usagi. La rubia joven daba una fiesta de navidad y estaban todos invitados. Chibi usa y Hotaru estarían en la fiesta y Michiru pensó que sería una excelente idea que alguien se disfrazara de Papá Noel y les diera los regalos a las niñas. Mamoru iba a ofrecerse para hacer el papel pero una mirada dirigida a Haruka por parte de Michiru fue suficiente para convertir a la alta y rubia joven en un orondo Papá Noel vestido de rojo. Michiru puso como excusa que Haruka tenía el traje del año pasado... lo cierto es que alguna que otra artimaña tuvo que necesitar para convencer a su pareja de volver a repetir el espectáculo del año anterior.
Tenía la marina mirada clavada en Haruka y la mente vagando en los múltiples recuerdos que compartía con aquella graciosa figura de Papá Noel que se encontraba haciendo posturitas y ensayando risas delante del espejo. Hacía más de 8 años que conocía a Haruka y en muchos aspectos, aquella joven alta, rubia y de aspecto andrógino seguía siendo la misma de entonces.
Seguía siendo valiente y decidida, seguía luchando en un mundo que le ponía múltiples barreras por su condición femenina pero que ella lograba saltar con éxito. Haruka era buena en todo lo que hacía, en todo lo que se proponía. Seguía teniendo las ideas tan claras como aquel lejano día en que le dijo que aceptaba convertirse en Sailor Uranus, y en su pareja. Seguía comportándose como una niña tozuda y malcriada cuando se encontraba delante de un reto, seguía siendo la misma seductora de siempre cuando se topaba con una muchacha atractiva...después de 8 años Haruka aún era capaz de sorprenderla a cada momento.
Y Michiru seguía tan enamorada de ella como el primer día.
Michiru no habría soportado que Haruka se hubiera convertido en una persona rutinaria. Compartir la vida con aquella joven rubia suponía vivir una aventura constantemente, era como explorar un terreno desconocido y peligroso, sumamente tentador. A Michiru le encantaban las cosas nuevas y Haruka seguía siendo todo un misterio... a pesar de los 8 años de convivencia.
Haruka era una persona dual. Dura y agresiva por fuera, dulce y tierna por dentro. Le encantaba tomarle el pelo a la gente pero era sumamente susceptible. Cambiaba de humor constantemente, suponía un reto para Michiru en los momentos en que a Haruka le daba por ponerse difícil. Temperamento fuerte y dominante, constante, firme, segura... A Michiru le encantaba su forma de ser, la admiraba cuando Haruka demostraba ante todos quién era, la amaba cuando le mostraba a ella quién era.
Michiru siempre se había sentido perdida en el mundo pero hacía ya 8 años que había encontrado una brújula a la que aferrarse, una guía fiel y precisa con la que seguir viajando por la vida. Michiru se dejaría matar antes que arriesgarse a perder aquella guía. Haruka era la única persona que sabía exáctamente quién era ella y era la única que podía guiarla y ayudarla a convertirse en lo que anhelaba.
Su sueño de violinista famosa, de pintora, de nadadora... habrían sido quimeras si no hubiera tenido a Haruka a su lado, animándola cuando algo salía mal, felicitándola cuando algo salía bien, celebrando con ella sus victorias y sus derrotas. Michiru se preguntaba qué tipo de Sailor habría sido si no hubiera tenido a Uranus a su lado.
Uranus era un modelo a seguir, estaba dispuesta a entregar gustosamente su vida por el bien del mundo. Lo había hecho en varias ocasiones... y ella siempre la había seguido, excepto una vez. Michiru recordaba con una mezcla de nostalgia, pena y alegría aquel doloroso momento en la Catedral Marina, cuando fue ella quien dio su vida y no precísamente por la misión, sino por su compañera. Haruka no dudó en unirse a ella en la muerte y dejar la misión en manos de Sailor Moon. Michiru fue consciente en ese momento de que Haruka nunca dejaría de ser fiel a sus creencias, a sí misma y a ella... y le dolió reconocerlo porque ésa era su única debilidad como Guerrero.
Michiru a veces tenía la sensación de que Sailor Uranus no habría tenido esa debilidad si ella no se hubiera interpuesto en su camino, obligándola a convertirse en Guerrero, obligándola a luchar en contra de sus sentimientos... obligándola a am... no, a amarla no. Michiru no sabía exáctamente cómo podía haber enamorado a Haruka de aquella forma pero estaba segura de que, fuera lo que fuera, aquel profundo sentimiento se creó antes de que Haruka se convirtiera en Sailor Uranus.
Quizás fue en aquella pista de atletismo, cuando Elza Gray las presentó. Quizás fue aquel primer contacto visual el que encendió aquella llamita que ahora ardía con fuerza y parecía eterna.

Papá Noel se detuvo delante del espejo y miró a través de éste, con rostro preocupado, a la joven de largo y rizado cabello aguamarina que la miraba fijamente, absorta en quién sabe qué pensamientos.
"Michiru, ¿te encuentras bien?"
La aludida pareció salir del trance de repente, sonrió y avanzó hacia la enorme figura vestida de rojo, rodeándola con los brazos. Miró fugazmente el reflejo de las dos en el espejo y, atrayendo el rostro de Haruka hacia ella tirando ligeramente de la canosa y espesa barba, la besó largamente.
Se separaron al cabo de unos momentos, sin respiración. A Michiru le brillaba la mirada de forma misteriosa y Haruka escudó un fuerte sonrojo tras la barba postiza.
"¿A qué ha venido eso?" preguntó, recuperando la voz finalmente, sorprendida todavía por el repentino gesto.
Michiru se limitó a sonreir y colocó la barba postiza de forma correcta sobre el rostro de Haruka.
"¿Acaso debo darte siempre una explicación de todo lo que hago, Haruka?" preguntó con voz susurrante. Haruka tragó saliva con dificultad y negó con la cabeza. "Venga, vámonos ya o llegaremos tarde. Hotaru y Setsuna hace rato que están en casa de Usagi."
Haruka se echó a reir por lo bajo y se dirigió a la mesita de noche para coger las llaves del Ferrari. Una delicada mano femenina se le adelantó y, a la velocidad de la luz, se apoderó de las preciadas llaves.
"Michiru..." avisó Haruka.
"Esta noche conduzco yo, no quiero que esa enorme barriga te tape la carretera", contestó Michiru, sin dar lugar a ningún tipo de réplica.
La forma de conducir de Michiru era similar a la de Haruka, aunque menos temeraria. Estaba claro que Michiru Kaiou había tenido un buen maestro... una buena maestra, mejor dicho. Conducía con precisión milimétrica, con seguridad, a la velocidad adecuada, sin exceder del límite aunque rozándolo peligrosamente a la menor oportunidad. Michiru se había acostumbrado a la velocidad y había aprendido a disfrutar de ella, a amarla.

Llegaron a la casa en la que vivían Usagi y Mamoru sin ninguna incidencia y Michiru fue la primera en entrar en la casa de la futura Reina del Milenio de Plata.
"¡Michiru! ¡Llegáis tarde! Hace más de media hora que os esperábamos, Ami acaba de llamar a vuestra casa pero ya os habíais ido. Estábamos preocupados", le dijo Usagi en cuanto la vio aparecer por el jardín de la casa.
Mamoru estaba ligeramente detrás de ella.
"Haruka no encontraba la barba postiza", se excusó Michiru mientras dejaba que Usagi se hiciera cargo de su abrigo.
"¿Dónde está Haruka?" preguntó Usagi levantando la vista y dirigiéndola al Ferrari blanco que estaba aparcado delante de la puerta.
"¡Jou, jou, jou, Odango Atama!" tronó la voz de Haruka.
Usagi estalló en carcajadas cuando vio a Haruka Noel cargada de cajas de regalos.
"La espera ha valido la pena" comentó Mamoru ayudando a Haruka a llevar los regalos y suprimiendo una risita.
"Será mejor que cierres el pico o te comerás la barba", respondió Haruka de forma amenazadora.
Mamoru decidió callarse hasta que el vendaval de Papá Noel remitiera. Entraron en el salón y se encontraron con Ami, Makoto, Rei y Minako sentadas sobre una enorme alfombra, acabando de poner regalos bajo el árbol de navidad. Las 4 se levantaron al ver a Michiru y se echaron a reir a carcajadas cuando vieron a Haruka.
La joven rubia les dirigió una mirada enfadada aunque acabó saludándolas con la carcajada Papanoelera que había estado ensayando durante toda la tarde. Chibi Usa y Hotaru bajaron de la habitación de la Pequeña Dama en cuanto oyeron el ruido de la puerta y Hotaru, una vivaracha jovencita de cabello corto y negro corrió hacia Michiru, dándole un abrazo. Levantó la vista sorprendida de ver una enorme figura vestida de un llamativo color rojo y se echó a reir.
"¡Haruka-papa, lo has vuelto a hacer!" exclamó, intentando rodear la oronda figura de su "padre".
"¿Tú eres Haruka?" preguntó Chibi usa con incredulidad.
Papá Noel negó con la cabeza y se echó a reir.
"Soy Papá Noel", contestó, poniéndose en cuclillas para hablar con las dos niñas al mismo nivel.
Setsuna apareció en el salón con una bandeja llena de aperitivos y bebidas y saludó a la pareja recién llegada con una sonrisa.
"Haruka, ¿te has puesto más algodón en la cintura este año o has engordado?" preguntó Setsuna de forma maliciosa.
Haruka le dedicó una carcajada sarcástica y subió a Chibi usa sobre su regazo.
"Pequeña Dama, ¿qué querrías recibir como regalo de navidad?" preguntó, ignorando la muda risita que se le escapó a Setsuna al acercarse a Michiru y susurrarle algo al oído.
Vio que Michiru asentía y también se echaba a reir pero decidió aparcar el tema para más tarde.
"¡El reloj de Sailor V que sale en la tele!" exclamó Chibi usa.
Papá Noel le dio su regalo a la niña y Usagi se le acercó con cara de malas pulgas.
"Chibi usa, ¿por qué no has pedido el reloj de Sailor Moon?" preguntó.
"Porque Sailor Moon es tonta. ¡Es más interesante Sailor V!" exclamó Chibi usa orgullosa, levantando su reloj.
"Una respuesta sabia, Pequeña Dama", comentó Minako dando unas palmaditas sobre los rosados Odangos de Chibi usa.
Usagi se echó a llorar. Rei le dijo que dejara de llorar, Usagi dijo a Rei que era muy cruel con ella, Rei se enfadó y le sacó la lengua a Usagi y Usagi le sacó la lengua a Rei.
Mientras, Haruka Noel seguía cumpliendo con su obligación. Subió a la pequeña Hotaru sobre su regazo y se echó a reir de forma ensayada.
"¡Jou, jou, jou, pequeña! ¿Qué es lo que deseas como regalo de navidades?
Hotaru se echó a reir encantada.
"1000 yenes, Papá Noel", contestó mirándola de forma cándida.
Haruka arqueó una ceja, sumamente intrigada.
"¿Y para qué quieres tú 1000 yenes, pequeña?" preguntó haciendo que su voz sonara cavernosa.
"Para dárselas a Michiru-mama. Ella y yo nos apostamos 1000 yenes a que no volverías a disfrazarte de Papá Noel este año, Haruka-papa. Creo que he perdido la apuesta", contestó Hotaru, encogiéndose de hombros admitiendo su derrota.
Haruka arqueó las dos cejas boquiabierta y miró de reojo a Michiru, que en aquel momento era la inocencia personificada. Haruka se fue a cambiar de ropa. Cuando volvió, Usagi y Rei ya habían hecho las paces, aunque cada una estaba a un lado de la habitación y el pobre Mamoru hacía lo que podía por mantener la compostura.
Cenaron con la intimidad y la familiaridad que confieren estas fechas a todos los hogares y charlaron amigablemente hasta que fue bien entrada la madrugada.
La chimenea ya había quemado varios troncos y el ambiente era cálido y acogedor. Chibi usa y Hotaru estaban jugando delante de la chimenea y Setsuna estaba charlando con Minako, comentándole cómo estaban saliendo sus últimos diseños. Usagi y Mamoru estaban apartados de los demás, charlando entre ellos y Makoto, Rei y Ami jugaban a las cartas. Haruka estaba sentada frente al piano, tocando un villancico y Michiru caminó hasta ella con dos tazas de chocolate caliente.

"Feliz Navidad", susurró Michiru, ofreciéndole una taza.
"Feliz Navidad", contestó Haruka, levantando su taza para brindar con la joven de cabello aguamarina. "Pero no pienses ni por un momento que lograrás que el año que viene me disfrace de Papá Noel".
Michiru se echó a reir y apoyó los codos sobre el piano, mirando a los ojos a Haruka.
"¿Estás completamente segura de que no te disfrazarás el año que viene?" preguntó mirándola dulcemente.
Haruka desvió la mirada y se sonrojó.
"Absolutamente", respondió, manteniendo su dignidad como podía.
Michiru se echó a reir y le dio un beso en la mejilla. Haruka miró fijamente a Michiru y se inclinó hacia delante para besarla...
"Haruka, ¿por qué no tocas algo al piano?" sonó la voz de Minako detrás suyo.
Michiru levantó la vista por encima del hombro de Haruka y se echó a reir, incorporándose. Haruka se echó a toser y asintió.
Pronto comenzaron a salir unas perezosas notas del piano que, a medida que fue avanzando la melodía, se fueron encadenando y dando forma a una dulce canción navideña, "Noche de Paz".
Michiru comenzó a cantar, sorprendiendo a todos con su dulce y cálida voz. Haruka sonrió y en la segunda estrofa acompañó a Michiru. Setsuna y Hotaru se unieron a la pareja y en el estribillo los demás se agruparon en torno al piano y siguieron cantando hasta que la noche se confundió con el día.
La chimenea hacía horas que se había apagado pero nadie parecía tener frío.