Unidos por el Destino [H/M] PFF

La suerte no podría jugar mejor para Setsuna al ver a Amy Mizuno en la entrada del establecimiento de salud. Esperaba a que los autos terminaran de pasar para cruzar la calle e ir en busca de la que solía ser Sailor Mercury y justo cuando pudo Amy entró al recinto nuevamente perdiéndola de vista. En la sala de recepción vio a Takeshi y a la madre de Michiru por lo que se fue directamente hacia las salas de emergencia simulando un dolor de cabeza muy fuerte con el propósito de perderlos de vista y a su vez tratar de establecer un contacto con Amy así podría alertarla de lo que estaba sucediendo con Michiru.

Mientras tanto, la princesa de las profundidades marinas estaba en su habitación preparando todo para salir del hospital, no le gustaba mucho ese lugar, le parecía incluso exagerado que tan sólo por unas nauseas y un desmayo la hayan tenido que internar desde el día anterior. Sin embargo por otra parte, sentía un poco de paz y tranquilidad ya que no estaba rodeada de su madre ni el tonto de Takeshi todo el tiempo. Antes de recibir la noticia de que ya saldría del edificio aprovechó para escribir algo que tenía dentro y tenía que sacar de cualquier forma. Lo primero que encontró fue una servilleta y un lapicero en el costado de su cama. Entonces procedió:

“¿Sólo mis lágrimas pueden demostrar todo lo que siento?
No merezco ni siquiera tu perdón por hacerte esto
Ni siquiera que me mires
Y me odio a mi misma por ser tan cobarde e irme de tu lado
Si tan sólo pudiera mirarte a los ojos
Pero no puedo
No puedo porque te falle
Te prometí que siempre estaría a tu lado
y te fallé.”

En ese momento entra su madre quien hablaba con los doctores sobresaltando a Michiru, no quería un interrogatorio si su madre llegara a leer la notita que había hecho y conociendo bien a su progenitora la leería si la encontraba. Así que se la guardó rápidamente en el bolsillo. Su corazón estaba afligido, su mente en otro lugar, siempre con la imagen de Haruka impregnada hasta el los más recónditos lugares de sus neuronas y precisamente ese escrito era para ella, sentía que debía dárselo, pero al mismo tiempo no quería hacerlo ya que significaría aceptar la derrota, significaría decirle que ya estaba todo decidido y en su corazón sabía que no era así porque no era lo que deseaba, pero era lo que debía hacer.

“¿Estás lista hija?”
“¿Lista para qué mamá?” Respondió tiernamente Michiru a la pregunta de su madre.
“Para irnos hija, hoy serás dada de alta, al parecer este percance fue sólo producto del amor”

Michiru se sobresaltó “¿Producto del amor?”, pensó. ¿Acaso su madre la había visto cuando besó a Haruka? Pero… ¿Era Haruka realmente o tan sólo la había imaginado? Michiru carburaba a mil en su cabeza con tantas preguntas, se sentía confundida por el comentario que acababa de hacer recientemente la Sra. Kaioh.

“No sé a qué te refieres madre”
“Ya lo verás mi pequeña, vamos al despacho del doctor que él te dirá todo”

Michiru recogió sus cosas y fue con su madre al despacho del doctor, pero justo antes de ser atendidas, la joven de cabellos aguamarinas se heló al escuchar el próximo comentario de su madre.

“Takeshi nos está esperando en el auto afuera del hospital querida, estoy muy contenta por ustedes dos y por mi futuro nieto”

Parecía que las cuerdas vocales de la violinista se hubieran quebrado porque no pudo pronunciar palabra ante tal noticia, acaso… “Es imposible” Pensó “No puede ser…Si ni siquiera…” Sus pensamientos no concluían, no descifraba nada en su consiente, no sabía cómo actuar, qué decir, qué hacer. Pensó en salir corriendo del lugar de una buena vez e ir en busca de Tenoh pero sus piernas no le daban, su mente se nublaba y se odiaba al mismo tiempo. No entendía nada, absolutamente nada.

“Mamá debes estar bromeando, no puedo estar ….”

En ese momento llegó el doctor a su despacho, saludando a ambas, madre e hija, se veía muy alegre el profesional y se sentó frente a ellas en su escritorio de lujo.

“Bueno Señora, lamento asustarla por la condición de su hija, después de los exámenes rutinarios, encontramos que no hay nada por qué alarmarse, tan sólo su hija debe tener ciertos cuidados, bueno, los necesarios para su estado de embarazo”

Michiru seguía atónita. Empuñó sus manos, se levantó y salió del lugar disparada sin decir una sola palabra. El médico que también era cómplice le lanzó una mirada a la madre de la artista dándole a entender que era una reacción que se esperaba, ambos sonrieron y la madre, antes de salir de la habitación en busca de su hija le agradeció con un beso comprometedor en la mejilla.

Michiru sentía como temblaba el suelo con los pasos que daba, no medía sus pisadas no sabía qué hacer ni para donde ir, se metió entonces a uno de los baños de la sala de emergencias. Setsuna logró verla, pero no pudo alcanzarla ya que el médico estaba haciendo los exámenes de rutina para dar con el diagnóstico de su inventado dolor de cabeza. En ese momento escucha las palabras del doctor. “No se mueva, espere un momento que va a venir una enfermera a inyectarle una droga para que se le pase el dolor”. Setsuna con la mirada clavada en la puerta del baño le respondió: “Si”.

Dentro del lavabo Michiru apoya ambas manos a los costados del espejo con la cabeza mirando hacia el lava manos. Tenía vergüenza hasta de mirarse en el espejo. Contó hasta diez, cien, mil. Abrió el grifo y dejó salir abundante agua empapando su cara en el charco que se hacía en sus manos, luego levantó la cabeza, se vió al espejo y se dijo para si. “Ok, si esta es mi realidad, la asumiré”.

Setsuna intentó levantarse, pero justo en ese momento llegó la enfermera que la atendería. Para su suerte era su compañera de luchas, Amy Mizuno. Amy se sorprendió al ver a la que solía ser Sailor Plut en la sala de emergencias, nunca había escuchado que la guardiana de la puerta del tiempo tuviese problemas de salud, entonces le preguntó: “¿Qué pasó Set? Andan todas enfermizas por estos días, también ví a Michiru….” Antes de que terminara, Setsuna la interrumpió.

“Amy, no! No estoy enferma, Michiru está siendo víctima de un sucio plan entre su prometido y su madre.”
“Prome… que?”
“Mira, no tengo tiempo de explicarte ahora los detalles, tienes que ayudarnos. Michiru está…”

En ese momento Setsuna ve que su amiga violinista sale del baño, ya un poco más calmada, pero enfocada en entrar a la otra parte del hospital donde no todos los pacientes podían acceder, habla con un guardia y le permiten seguir. Setsuna deja de hablar con Amy, quien aún no entendía nada, e intenta igualmente acceder a ese lugar sin éxito. El guardia le dice “Lo siento, sólo se permite el acceso a médicos y pacientes internados” Entonces se devuelve a la camilla donde la estaban atendiendo y en el camino toma disimuladamente el brazo de Amy. Ahí le explica todo, que había estado en la casa de Haruka y Mich, lo que había estado sucediendo en los últimos días y finalmente aquel malvado plan que estaban tramando Takeshi y la madre de su amiga. A mil palabras por minuto Amy entendió todo a la perfección, era una chica naturalmente inteligente así que no hacían falta detalles extras.

“Bien, no es necesario que me digas cual es mi labor en este plan, déjalo en mis manos, yo me encargaré de desmentir ese embarazo Set. Tu vez en busca de Haruka, encuéntrala yo me encargaré de Michiru”.

Setsuna obedeció las órdenes de Amy, estaba más tranquila, con su profesión podría por lo menos, acceder a hablar con Michiru y alertarla de lo que estaba sucediendo tras sus espaldas, más aún, podría conseguir las pruebas necesarias para demostrar el falso embarazo de su compañera de luchas.

La madre de Michiru está en la habitación esperando a que su hija regrese, sabía que lo haría, la conocía muy bien mientras se arregla las uñas con una lima, se podía ver en su rostro un gesto de felicidad escondido bajo una falsa seriedad. La violinista entra en la habitación y empieza a recoger sus cosas permaneciendo en silencio e ignorando todas las preguntas que le hacía su madre.

“¿A dónde habías ido hija?” Un largo silencio se dejó escuchar.
“¿Por qué tardaste tanto?”
“¿No estás contenta?”.
Suspira mientras canta para sí misma con un tono de felicidad. “Voy a tener un nieto”.
“¿Ya pensaste qué nombre le vas a poner?”
“¿Quieres que sea niño o niña?”
“Ojalá tenga tu mismo color de pelo…y que saque tu talento”
“Ah y también…”

“¡BASTA MAMA!” Fue lo último que se escuchó en esa habitación antes de que se abriera la puerta. Era una enfermera.

“Disculpen. ¿Es esta la habitación de la Señorita Kaioh?” Fingió Amy al preguntar por su amiga scout.

“Si. ¿Qué desea?” Contestó la señora.

“Sí, bueno, estoy buscando a la paciente…” Simuló leer algo en una carpeta que llevaba en su mano. “Michiru Kaioh, para pedirle que me acompañe un momento, necesito hablar con ella”.

Michiru no dijo nada, obviamente sabía que Amy se traía algo entre manos, esa forma de preguntar y fingir que necesitaba decirle algo, no era precisamente porque necesitaría hablarle de su estadía en el centro médico.

“Dígame señorita enfermera a dónde la puedo acompañar” Replicó la violinista antes de que su madre interviniera nuevamente en sus decisiones.

“Necesito que…” Amy fue interrumpida por la madre de la violinista quien dijo “Muchas gracias por su preocupación señorita enfermera, pero ya nos íbamos del hospital mi hija y yo, cualquier cosa estaremos comunicándonos directamente con el doctor”

“Madre…” Michiru sin siquiera mirarla a la cara y con un tono muy enojado iba saliendo del cuarto y antes de cerrar la puerta le dijo “No soy una niña a la que puedes manipular a tu antojo ya”.

La señora Kaioh quedó un poco en shock, era realmente notorio el cambio de actitud que había tenido su hija en los últimos años que no estuvo con ella, recordó por momentos cómo su hija era una chica cuyas preocupaciones más grandes eran simplemente ser la mejor estudiante de su escuela, en aquellos tiempos su madre no le permitía hacer nada ni tomar decisiones por su cuenta, ya que todo era “para su bien” ahora había madurado mucho, Michiru se había independizado y eso era algo intolerable para su progenitora, nunca imaginó que en tan poco tiempo su hija llegara a ser una mujer independiente y emprendedora. Había alcanzado la fama, la cima e incluso el amor. Y su madre lo sabía. Sabía que su hija daba la vida por la motorista que convivía con ella. Pero no podía ser. La vida es justa y equilibrada, no lo puedes tener todo.

Amy llevó a Michiru a un cuarto de limpieza cerca de su habitación y sin rodeos le dijo. “Michiru, se que crees que estás embarazada pero no es así, los resultados fueron manipulados. Mira, ni tu ni yo tenemos tiempo de discutir esto a profundidad pero estoy por dar con tus verdaderos resultados de sangre.” Michiru estaba anonadada, incrédula, pero feliz. No sabía qué opinar, que decir. Sentía alivio pero a la vez recordó que nada podía hacer, no sabía dónde se encontraba la mujer que amaba y lo daba todo por perdido. Suspiró y tan sólo le dijo a Amy con una cara de autocompasión. “Gracias, de todas formas eso no cambia las cosas.”

Justo antes de dirigirse nuevamente a su habitación, Amy la toma del brazo y le dice. “Setsuna está buscando a Haruka, le explicará todo”. Michiru se soltó de Amy, su corazón se aceleraba con tan sólo escuchar el nombre de su amada, pero intentó no darle importancia y seguir su camino sin mirar atrás. Amy mostró un signo de decepción, por dentro pensaba. “Ojalá todo se solucione entre ellas dos”.

Resignada la madre de la violinista esperaba mientras veía por la ventana de la habitación. En ese momento vio pasar en una motocicleta a Haruka Tenoh. Su madre se alarmó, se puso muy nerviosa, pensó que quizá Michiru escaparía con esta. Pensó muchas cosas. Vio la hora, habían pasado 10 minutos desde que su hija se había ido. No podía permitir algo así. Después de tanto esfuerzo. Se levantó del asiento y justo en ese momento se abre la puerta.

“¿Nos vamos mamá?”

“Ehmm si, esperame un minuto que voy al baño…” Inventó una excusa para tomar tiempo. Temía que Haruka estuviera en las afueras del hospital y retrasara o dañara en alguna forma sus planes. Entre estos pensamientos le preguntó a su hija. “Y… ¿Para qué te solicitaba la enfermera?”

“Ahhh nada mamá, solo quería que completara una encuesta acerca de la atención que tuve, nada sin importancia”. Mintió.

Michiru se veía un poco más fresca, tranquila, quería buscar la forma exacta para develar todo esto y acabar con todo de una buena vez. Pero ella no era de actuar súbitamente, era cautelosa y esta vez lo sería también.