[Sailor Moon] [La última jugada] [25/02/2016] [S/S/D]
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[Sailor Moon] [La última jugada] [25/02/2016] [S/S/D]
* Fecha de inicio: 25/02/2016
* Fecha de término: N/A
* Clasificación: AU
* Género: Drama/Suspenso/Romance
Personajes.
* Protagonistas: Darien, Serena, Seiya, Rei.
* Antagonistas: Personaje original.
* Secundarios: Varios.
Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon pertenecen a Naoko Takeuchi.
Resumen: Los hermanos Darien y Seiya Hamilton-Bennett son hijos de los dueños de la joyería Garrard, la más antigua y prestigiosa del Reino Unido encargada del mantenimiento de las joyas de la Corona. A la vista de todos aparentan ser la familia perfecta pero pocos saben que muchos oscuros secretos se esconden detrás de ese prestigioso apellido.
Capítulo 1.
Londres, Reino Unido.
El big ben marcaba apenas las 8 de la mañana pero la capital británica ya hervía en actividad, todas las personas se dirigían a sus trabajos y a su escuela.
En el distrito de Kensington dos bellas jovencitas iban camino a su escuela. Ellas eran Serena Anderson y Amy Mizuno. Serena era originaria de Southampton y se había mudado a Londres con su madre con la intención de estudiar administración de empresas la cual finalizaría en un par de años más. Amy por otro lado, era japonesa y se encontraba viviendo en Londres hacia 3 años para estudiar medicina.
El departamento de ambas estaba uno junto al otro y pronto hicieron amistad.
-Ahh...- Dijo Serena mientras bostezaba- Tengo tanto sueño-
-Serena, es por eso que no debes desvelarte haciendo tonterías- La reprendió Amy dulcemente.
-Ya lo sé- Admitió Serena- ¡Pero es que ese juego es tan adictivo!-
Siguieron caminando en silencio un rato más, cada una absorta en sus pensamientos.
Se detuvieron un momento en una esquina y esperaron pacientemente que el semáforo les indicará que podían pasar.
Al escuchar la señal que indicaba lo anterior Serena, distraídamente como siempre se dispuso a cruzar la calle cuando de pronto escuchó el ruido ensordecedor de un claxón y sintió que alguien tiraba de ella hacía atrás nuevamente. Ella y Amy cayeron de espaldas en la banqueta. Frente a ellas pasó un automóvil color plata muy nuevo pero evidentemente muy por encima del límite de velocidad.
"Amy tiene más fuerza de la que aparenta" Pensó Serena mientras se incorporaba nuevamente.
-Serena debes tener más cuidado- Está vez una entre molesta y asustada Amy.
-Perdón- Dijo la rubia- Ese auto iba demasiado rápido-
-Si, seguramente por eso no alcanzó a frenar cuando la luz cambio a rojo- Agregó Amy.
Sin tomarle más importancia siguieron su camino, Serena esta vez aceleró un poco el paso arrastrando a Amy junto con ella. Habían llegado a su parte favorita del camino.
Unos metros más adelante se alzaba imponente una majestuosa construcción. Era el pintoresco Palacio de Kensington con sus bellos jardines alrededor.
-¡Vamos Amy!- Alentó la rubia.
-Ya voy Serena- Respondió Amy sonriendo.
Ambas muchachas se pararon justo frente a los barandales del Palacio, aquel que separaba la parte pública donde todos podían entrar de la parte privada, donde vivían algunos de los integrantes de la familia real británica.
-Deberíamos venir a visitarlo un día de estos, Serena- Mencionó Amy- Escuché que tienen una exposición de vestidos que pertenecieron a la Princesa Diana y a la Reina Elizabeth-
-Me encantaría verlos- Respondió Serena, desvío su mirada hacia un lado observando uno de los apartamentos- Mira, ese es el de los Duques de Cambridge- Señaló a ella y un brillo repentino apareció en sus ojos- Que afortunada la duquesa, mira que casarse con un príncipe siendo plebeya ¡Y más con uno tan guapo! ¡Qué romántico!-
-Aún tienes oportunidad Sere, el hermano menor del duque aún está soltero- Dijo Amy bromeando.
-¡Ay Amy! ¡¿Pero qué cosas dices?!- Dijo Serena riendo y con un ligero rubor en las mejillas. Se quedaron observando un rato más, cuando se disponían a marcharse oyeron gritos de la multitud.
-¡¡Cuidado!!- Gritó alguien.
-¡¡Se va a estrellar!!- Se oyó del otro lado de la acera.
Serena y Amy voltearon a su derecha y se encontraron con el automóvil plateado que casi atropellaba a Serena hacia unos minutos. Iba en dirección a los vistosos barandales del palacio y no parecía que fuera a detenerse.
La desgracia ocurrió un par de segundos más tarde, el auto efectivamente se estrelló a una gran velocidad haciéndose pedazos, los barandales no resistieron y se rompieron al impacto. Unos segundos después el auto por fin se detuvo ya dentro de los jardines del palacio, tenía golpes por todos lados y casi todos los cristales estaban rotos. Los bellos jardines habían quedado totalmente destrozados en esa área.
Se empezaron a oír los gritos de las personas, los guardias de seguridad empezaron a alejar a algunos curiosos, sin embargo a los que estaban más cerca les dejaron entrar pues según les explicaron debían comparecer como testigos. También se encargaron de llamar a la policía, a las ambulancias y a los familiares de los ocupantes, pues al perecer los conocían.
Como las ambulancias tardarían un rato en llegar, Amy junto con otra enfermera que pasaba por ahí fueron a dar los primeros auxilios a los ocupantes.
Serena se sentó en una banca cercana a esperar a Amy y a que le dieran indicaciones. Llamó su atención la llegada de una camioneta BMW negra, venía a gran velocidad y se estacionó bruscamente en la acera. De ella bajó un apuesto joven que iba muy bien vestido, llevaba un traje negro, camisa blanca y corbata roja. Tenía piel blanca, el cabello perfectamente peinado y unos ojos azul intenso. Se notaba muy alterado y algo perdido.
Serena en un principio se ruborizó ya que enamoradiza como era el joven le había parecido muy atractivo, sin embargo por su expresión supuso que debía ser familiar de alguna de los ocupantes. Ella se levantó de donde estaba y se acercó a él.
-Hola ¿Puedo ayudarte en algo?- Dijo ella, sonrío en primera instancia pero dadas las circunstancias decido ponerse más seria.
-Buenos días- Respondió el y con un tono de voz alterado añadió- ¿Sabes algo sobre las personas que iban en él vehículo?-
-No, no han dicho nada a nadie- Respondió ella- Las ambulancias y la policía llegarán en unos minutos y hasta entonces nadie puede acercarse-
-Entonces solo me queda esperar- Dijo él resignadamente -¿Tú viste el accidente?- Preguntó con interés.
-Si, yo estaba a unos cuantos metros- Contestó la rubia- Iban muy rápido-
El joven tomó asiento en una de las bancas cercanas y se llevó las manos a la frente.
-No puede ser, él no era así- Habló más para sí mismo.
-¿Los conocías?- Preguntó ella inocentemente.
-Eran... Es decir son mi padre y su chofer- Respondió el pelinegro.
Se oyeron las sirenas y torretas de las ambulancias, Serena y el joven levantaron la vista al verlas llegar. El trato de ir hacia allá pero la rubia lo detuvo.
-Es mejor si esperas aquí- Le dijo ella dulcemente- No puedes ayudarlos en nada en este momento, deja que ellos te llamen.
Los paramédicos bajaron de sus unidades e inmediatamente se dirigieron a atender a los heridos, sin embargo cuando llegaron no fue mucho lo que pudieron hacer. Ambos hombres habían muerto al instante. Al fin llamaron al joven y le comunicaron la noticia, el se puso pálido pero solo asintió. Sin pensar con mucha claridad regresó a la banca donde estaba Serena.
-¿Cómo se lo voy a decir a mi madre?- Hablando consigo mismo el joven mientras buscaba algo en los bolsillos de su chaqueta- ¡Maldición!- Murmuró al no encontrar lo que buscaba.
Serena, suponiendo lo que él necesitaba ofreció.
-Si quieres puedes usar mi celular- Dijo ella, sacando de su bolso un teléfono blanco decorado con lunas.
-Si, gracias- Dijo él sonriendo forzadamente, marcó un número y habló- Michelle, soy yo... Si, es verdad... Ambos fallecieron, no hubo nada que hacer- Dijo eso con un tono de tristeza- Necesito que se lo digas a Reindert y por favor que sea ella quien se lo diga a mi madre... Si, gracias... Adiós- El colgó el teléfono y se lo entregó a su dueña.
-Si necesitas hacer otra llamada solo tienes que decirlo- Dijo ella sonriendo.
-No creo que sea necesario- El noto la cálida y radiante sonrisa de la rubia, extrañamente al verla se sintió un poco más relajado-Y muchas gracias por sido tan linda conmigo-
-No hay de qué- Respondió ella.
-No siquiera me he presentado, discúlpame soy un grosero...- Dijo el.
-No te preocupes, yo entiendo- Le respondió la rubia- Soy Serena Anderson-
-Y yo...- El iba a presentarse cuando un guardia de palacio, seguido por otros dos lo interrumpieron.
-Sr. Hamilton- Habló uno de ellos- Sus Altezas Reales el duque y la duquesa de Cambridge acaban de enterarse de lo ocurrido y lamentan mucho su pérdida, me han pedido que le lleve inmediatamente a su apartamento para que este usted más cómodo-
-Ahh... Por supuesto- Dijo el, conocía bien a los duques, ellos y la familia real eran sus clientes más destacados. El joven volvió a mirar a Serena y terminó de presentarse.
-Soy Seiya Hamilton - Bennett, mucho gusto- Dijo él mientras estrechaba la mano de la rubia. El se volvió y los tres guardias lo escoltaron rumbo a la parte privada del Palacio de Kensington.
Ella se ruborizó al instante y sintió como su corazón se aceleraba.
"No sé porque siento, que no es la última vez que nos veremos" Pensó ella.
N/A: ¡Hola! Aquí les traigo una nueva historia que espero y sea de su agrado. Todos los comentarios al respecto son bien recibidos, pues todo sea para mejorar.
También para aclarar, tengo este fanfic publicado en otra página bajo el nick de "Reindert de Kensington".
Sin más por el momento, yo me despido y como dije anteriormente, espero ustedes disfruten de este fanfic.
¡¡Nos vemos!!
* Fecha de término: N/A
* Clasificación: AU
* Género: Drama/Suspenso/Romance
Personajes.
* Protagonistas: Darien, Serena, Seiya, Rei.
* Antagonistas: Personaje original.
* Secundarios: Varios.
Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon pertenecen a Naoko Takeuchi.
Resumen: Los hermanos Darien y Seiya Hamilton-Bennett son hijos de los dueños de la joyería Garrard, la más antigua y prestigiosa del Reino Unido encargada del mantenimiento de las joyas de la Corona. A la vista de todos aparentan ser la familia perfecta pero pocos saben que muchos oscuros secretos se esconden detrás de ese prestigioso apellido.
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Capítulo 1.
Londres, Reino Unido.
El big ben marcaba apenas las 8 de la mañana pero la capital británica ya hervía en actividad, todas las personas se dirigían a sus trabajos y a su escuela.
En el distrito de Kensington dos bellas jovencitas iban camino a su escuela. Ellas eran Serena Anderson y Amy Mizuno. Serena era originaria de Southampton y se había mudado a Londres con su madre con la intención de estudiar administración de empresas la cual finalizaría en un par de años más. Amy por otro lado, era japonesa y se encontraba viviendo en Londres hacia 3 años para estudiar medicina.
El departamento de ambas estaba uno junto al otro y pronto hicieron amistad.
-Ahh...- Dijo Serena mientras bostezaba- Tengo tanto sueño-
-Serena, es por eso que no debes desvelarte haciendo tonterías- La reprendió Amy dulcemente.
-Ya lo sé- Admitió Serena- ¡Pero es que ese juego es tan adictivo!-
Siguieron caminando en silencio un rato más, cada una absorta en sus pensamientos.
Se detuvieron un momento en una esquina y esperaron pacientemente que el semáforo les indicará que podían pasar.
Al escuchar la señal que indicaba lo anterior Serena, distraídamente como siempre se dispuso a cruzar la calle cuando de pronto escuchó el ruido ensordecedor de un claxón y sintió que alguien tiraba de ella hacía atrás nuevamente. Ella y Amy cayeron de espaldas en la banqueta. Frente a ellas pasó un automóvil color plata muy nuevo pero evidentemente muy por encima del límite de velocidad.
"Amy tiene más fuerza de la que aparenta" Pensó Serena mientras se incorporaba nuevamente.
-Serena debes tener más cuidado- Está vez una entre molesta y asustada Amy.
-Perdón- Dijo la rubia- Ese auto iba demasiado rápido-
-Si, seguramente por eso no alcanzó a frenar cuando la luz cambio a rojo- Agregó Amy.
Sin tomarle más importancia siguieron su camino, Serena esta vez aceleró un poco el paso arrastrando a Amy junto con ella. Habían llegado a su parte favorita del camino.
Unos metros más adelante se alzaba imponente una majestuosa construcción. Era el pintoresco Palacio de Kensington con sus bellos jardines alrededor.
-¡Vamos Amy!- Alentó la rubia.
-Ya voy Serena- Respondió Amy sonriendo.
Ambas muchachas se pararon justo frente a los barandales del Palacio, aquel que separaba la parte pública donde todos podían entrar de la parte privada, donde vivían algunos de los integrantes de la familia real británica.
-Deberíamos venir a visitarlo un día de estos, Serena- Mencionó Amy- Escuché que tienen una exposición de vestidos que pertenecieron a la Princesa Diana y a la Reina Elizabeth-
-Me encantaría verlos- Respondió Serena, desvío su mirada hacia un lado observando uno de los apartamentos- Mira, ese es el de los Duques de Cambridge- Señaló a ella y un brillo repentino apareció en sus ojos- Que afortunada la duquesa, mira que casarse con un príncipe siendo plebeya ¡Y más con uno tan guapo! ¡Qué romántico!-
-Aún tienes oportunidad Sere, el hermano menor del duque aún está soltero- Dijo Amy bromeando.
-¡Ay Amy! ¡¿Pero qué cosas dices?!- Dijo Serena riendo y con un ligero rubor en las mejillas. Se quedaron observando un rato más, cuando se disponían a marcharse oyeron gritos de la multitud.
-¡¡Cuidado!!- Gritó alguien.
-¡¡Se va a estrellar!!- Se oyó del otro lado de la acera.
Serena y Amy voltearon a su derecha y se encontraron con el automóvil plateado que casi atropellaba a Serena hacia unos minutos. Iba en dirección a los vistosos barandales del palacio y no parecía que fuera a detenerse.
La desgracia ocurrió un par de segundos más tarde, el auto efectivamente se estrelló a una gran velocidad haciéndose pedazos, los barandales no resistieron y se rompieron al impacto. Unos segundos después el auto por fin se detuvo ya dentro de los jardines del palacio, tenía golpes por todos lados y casi todos los cristales estaban rotos. Los bellos jardines habían quedado totalmente destrozados en esa área.
Se empezaron a oír los gritos de las personas, los guardias de seguridad empezaron a alejar a algunos curiosos, sin embargo a los que estaban más cerca les dejaron entrar pues según les explicaron debían comparecer como testigos. También se encargaron de llamar a la policía, a las ambulancias y a los familiares de los ocupantes, pues al perecer los conocían.
Como las ambulancias tardarían un rato en llegar, Amy junto con otra enfermera que pasaba por ahí fueron a dar los primeros auxilios a los ocupantes.
Serena se sentó en una banca cercana a esperar a Amy y a que le dieran indicaciones. Llamó su atención la llegada de una camioneta BMW negra, venía a gran velocidad y se estacionó bruscamente en la acera. De ella bajó un apuesto joven que iba muy bien vestido, llevaba un traje negro, camisa blanca y corbata roja. Tenía piel blanca, el cabello perfectamente peinado y unos ojos azul intenso. Se notaba muy alterado y algo perdido.
Serena en un principio se ruborizó ya que enamoradiza como era el joven le había parecido muy atractivo, sin embargo por su expresión supuso que debía ser familiar de alguna de los ocupantes. Ella se levantó de donde estaba y se acercó a él.
-Hola ¿Puedo ayudarte en algo?- Dijo ella, sonrío en primera instancia pero dadas las circunstancias decido ponerse más seria.
-Buenos días- Respondió el y con un tono de voz alterado añadió- ¿Sabes algo sobre las personas que iban en él vehículo?-
-No, no han dicho nada a nadie- Respondió ella- Las ambulancias y la policía llegarán en unos minutos y hasta entonces nadie puede acercarse-
-Entonces solo me queda esperar- Dijo él resignadamente -¿Tú viste el accidente?- Preguntó con interés.
-Si, yo estaba a unos cuantos metros- Contestó la rubia- Iban muy rápido-
El joven tomó asiento en una de las bancas cercanas y se llevó las manos a la frente.
-No puede ser, él no era así- Habló más para sí mismo.
-¿Los conocías?- Preguntó ella inocentemente.
-Eran... Es decir son mi padre y su chofer- Respondió el pelinegro.
Se oyeron las sirenas y torretas de las ambulancias, Serena y el joven levantaron la vista al verlas llegar. El trato de ir hacia allá pero la rubia lo detuvo.
-Es mejor si esperas aquí- Le dijo ella dulcemente- No puedes ayudarlos en nada en este momento, deja que ellos te llamen.
Los paramédicos bajaron de sus unidades e inmediatamente se dirigieron a atender a los heridos, sin embargo cuando llegaron no fue mucho lo que pudieron hacer. Ambos hombres habían muerto al instante. Al fin llamaron al joven y le comunicaron la noticia, el se puso pálido pero solo asintió. Sin pensar con mucha claridad regresó a la banca donde estaba Serena.
-¿Cómo se lo voy a decir a mi madre?- Hablando consigo mismo el joven mientras buscaba algo en los bolsillos de su chaqueta- ¡Maldición!- Murmuró al no encontrar lo que buscaba.
Serena, suponiendo lo que él necesitaba ofreció.
-Si quieres puedes usar mi celular- Dijo ella, sacando de su bolso un teléfono blanco decorado con lunas.
-Si, gracias- Dijo él sonriendo forzadamente, marcó un número y habló- Michelle, soy yo... Si, es verdad... Ambos fallecieron, no hubo nada que hacer- Dijo eso con un tono de tristeza- Necesito que se lo digas a Reindert y por favor que sea ella quien se lo diga a mi madre... Si, gracias... Adiós- El colgó el teléfono y se lo entregó a su dueña.
-Si necesitas hacer otra llamada solo tienes que decirlo- Dijo ella sonriendo.
-No creo que sea necesario- El noto la cálida y radiante sonrisa de la rubia, extrañamente al verla se sintió un poco más relajado-Y muchas gracias por sido tan linda conmigo-
-No hay de qué- Respondió ella.
-No siquiera me he presentado, discúlpame soy un grosero...- Dijo el.
-No te preocupes, yo entiendo- Le respondió la rubia- Soy Serena Anderson-
-Y yo...- El iba a presentarse cuando un guardia de palacio, seguido por otros dos lo interrumpieron.
-Sr. Hamilton- Habló uno de ellos- Sus Altezas Reales el duque y la duquesa de Cambridge acaban de enterarse de lo ocurrido y lamentan mucho su pérdida, me han pedido que le lleve inmediatamente a su apartamento para que este usted más cómodo-
-Ahh... Por supuesto- Dijo el, conocía bien a los duques, ellos y la familia real eran sus clientes más destacados. El joven volvió a mirar a Serena y terminó de presentarse.
-Soy Seiya Hamilton - Bennett, mucho gusto- Dijo él mientras estrechaba la mano de la rubia. El se volvió y los tres guardias lo escoltaron rumbo a la parte privada del Palacio de Kensington.
Ella se ruborizó al instante y sintió como su corazón se aceleraba.
"No sé porque siento, que no es la última vez que nos veremos" Pensó ella.
~*~*~*~*~*~*~
N/A: ¡Hola! Aquí les traigo una nueva historia que espero y sea de su agrado. Todos los comentarios al respecto son bien recibidos, pues todo sea para mejorar.
También para aclarar, tengo este fanfic publicado en otra página bajo el nick de "Reindert de Kensington".
Sin más por el momento, yo me despido y como dije anteriormente, espero ustedes disfruten de este fanfic.
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